Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

Dominio ideológico

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Armand Mattelart (Foto: Especial)

Mistificación y piratería semántica son algunos de los elementos que han convertido a los medios masivos de comunicación, en el poder global por excelencia. Analizar el paulatino tránsito desde su postura abierta de críticos de los movimientos sociales —sobre todo en los años sesenta— a la de supuestos “órganos de vinculación con las bases”[1] permite comprender los motivos de la salvaje privatización y desregulación de los procesos comunicativos que arrancan en la década de los ochenta del siglo pasado.

Para las masas —vocablo proscrito por su fuerte carga de “comunismo”— altamente desmovilizadas, como resultado de avances tecnológicos que han aislado a las personas —frente a pantallas de diferentes tipos— la única posibilidad de contactarse con la realidad se da, según estos consorcios de la información sobre todo los electrónicos, por el lenguaje mediático.

Desde su intervención en el proceso chileno por el triunfo de Salvador Allende, el belga Mattelart entonces de solo 37 años, advirtió que es la manipulación de conciencias a través de la palabra lo que finalmente le dará el triunfo a “la burguesía”. Y sin pretender elevar sus afirmaciones al nivel de profecías, lo cierto es que el mundo no pone en duda que: los medios son la contraparte de los gobiernos, su palabra y solo ella es la expresión pura de la libertad de expresión, su reportajes son la “solidaridad “ más auténtica con los grupos sociales —igual en términos de filantropía, altruismo o denuncia contra aquel que consideran su enemigo o competidor— y son ellos y solo ellos quienes marcan la agenda comunicativa y política de un país, un segmento o el mundo.

A resultas del ataque a las Torres Gemelas, el tema de la seguridad se determinó “prioritario” para todas las naciones. ¿Cómo discernir si es falsa o verdadera la información que señala responsables a los musulmanes y la que en cambio habla de un auto-ataque para justificar la intervención bélica en Irak? ¿De qué elementos se puede hacer, para resolver esta simple disyuntiva, el ser humano del siglo XXI esencialmente aislado de la sociedad, por el desarrollo de las tecnologías? Los estudiantes que participamos en el 68 —a favor o en contra, lo cual deja de ser relevante para el tema de hoy— nos reuníamos con amigos, compañeros y maestros a discutir el tema en cafés o casas de los más activos. Hoy la juventud chatea, copia y pega desde el internet y está convencida de que la política no sirve, los políticos son de vergüenza, los activistas son criminales y el éxito se mide por el dinero. Para cumplir con la cuota mundial de audiencia, todos los medios del planeta incluyen su respectiva mención a los temas de seguridad: quiénes son los detenidos en la guerra anticrimen, cuáles los sospechosos de confabulaciones en contra del imperio —por supuesto usando una semántica incluso pirateada a los movimientos progresistas— como es que ellos “promueven la diversidad cultural”[2], las marcas que a ellos convienen —como el caso de los medicamentos de “primer nivel” que en realidad no son más que la envoltura de similares que compran a otros laboratorios—, las causas que deben ser apoyadas o rechazadas, las personas que merecen ser condenadas frente a las que convierten en símbolo a seguir y en general información que están haciendo perder la identidad a la mayoría de los grupos nacionales y autóctonos que supuestamente protegen según su discurso.

Más allá de si el 2012, será —como supuestamente lo profetizaron los antiguos mayas— el fin de un ciclo o del mundo, lo cierto es que hay elecciones y por ende cambios nacionales, regionales y mundiales, en todas partes. Se sospecha que el asunto de la denuncia en contra del ex dirigente del FMI, fue una jugada mediática para sacarlo de la contienda electoral en contra del actual presidente francés totalmente identificado con la llamada derecha. La verdad o no del asunto parece no importar. ¿Cómo saber si la mucama del hotel fue contratada por alguien? ¿A qué nivel se reduce la lucha femenina en contra de los abusos sexuales por este manejo mediático? ¿Por qué el tema de una averiguación judicial en contra de la sucesora de este personaje ha sido contenido en los medios? La vuelta a las pantallas del tema de la ciudadana francesa presa en México por una sentencia que la califica como secuestradora, ¿es parte de esa campaña?

Son muchas las preguntas que pocos se harán y menos aun los medios mexicanos que se convirtieron en actores del evento al prestarse a filmar la versión mediática del tema. El padre de la señora Florence, calificó[3] al novio, que por cierto aun no ha sido sentenciado y en cuya propiedad se supone ocurrían los secuestros, y como en los pocos grupos de café que aún persisten entre las generaciones no tan jóvenes, se afirma, el mayor perdedor de este tema, deben ser los medios y comentaristas mexicanos, que se constituyeron en fiscales, jueces y verdugos.

Mattelart y algunos de sus seguidores —como lo es el comandante Marcos en Chiapas— están seguros de que la tercera guerra mundial, habrá de ser en los medios y muchos podemos observar lo acertado de esta presunción, aunque el riesgo sea: que se cancelen campos de batalla con cierta libertad como es el caso del internet o que se persiga a personas como el australiano Julian Assange, de Wikileaks, y lo más grave: que se expropien o pirateen las palabras de la gente, para convertirlas en herramientas de un mercado salvaje donde el fin último es la concentración de riqueza por medio del dominio ideológico.

[1] Armand Mattelart, La comunicación masiva en el proceso de liberación.

[2] Semántica deformada, pues mientras los rarámuris se mueren de hambre, la promoción turística del canal de las estrellas en México muestra a sus mejores modelos portando trajes hechos a la medida y en combinación con los ángulos convenientes para el turismo en la Barranca del Cobre.

[3] “Mi hija se enamoró del hombre equivocado”.