Hoy deseo tomarme la libertad de expresar una opinión sobre la problemática del agua en Guanajuato, sobre las limitaciones del organismo oficial y la impotencia de los ciudadanos comunes.
1. La CONAGUA actualmente da permiso al SIMAPAG para la extracción de 20 millones de metros cúbicos al año. Nuestra ciudad requiere de 10 millones aproximadamente, solo que existe un pequeño gran detalle: las lluvias son las que determinan el volumen de infiltración y por lo tanto nos permiten o no la extracción de estos volúmenes. Además debemos recordar que lo extraído tiene costo ante la CONAGUA.
2. No hay duda que nuestra ciudad tiene carencias para satisfacer a la población no solo la permanente, también la flotante que es la estudiantil y la que se deriva de nuestra vocación turística.
3. Considero que comprometer a esta ciudad por muchas administraciones, ante nuevas tecnologías que los ilustres ciudadanos que hoy comandan el SIMAPAG dicen pueden solucionar los grandes problemas de Guanajuato en torno al agua son muy cuestionables.
4. Existe un tema pendiente desde la creación de la primera planta de tratamiento, en el cual se ha considerado la posibilidad de hacer una permuta de agua que consiste en el envío del agua tratada que entiendo llega o puede llegar a ser del orden de 6 millones de metro cúbicos, los cuales se tomarían directamente de la presa de La Purísima , para lo que se requiere la construcción de una planta potabilizadora que garantice la calidad del agua y su envío a los tanques de distribución.
5. La prioridad inmediata debería ser el hacer labores de desazolve en las diversas presas de Guanajuato así como bordos y la generación de terrazas, pozos de reabsorción y por supuesto buscar formas de guardar agua que se precipite en los buenos años.
6. En fin, la dependencia de la naturaleza hoy se muestra de forma clara y con administraciones con visión reducida poco o nada podemos esperar.
Y para colmo de males ahora vivimos un tiempo de promesas. Y esto sin duda se enredará aun más.
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Nativo de Guanajuato, se inició en la meteorología a la edad de 17 años con Luis Miguel Campos Castillo. Trabajó con el Ing. Miguel Izaguirre Mendoza responsable de la meteorologia, sismologia y astronomía de la UG. Fue jefe del observatorio ante la ahora desaparecida SARH. Su formación la adquirió con el Servicio Meteorológico Nacional y dentro del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua con sede en el estado de Morelos. Ingresó a la CONAGUA en 1991 y hasta el 2007 como instructor y jefe del Observatorio Meteorológico de Guanajuato. Forma parte del personal de la UG desde 1982.