PAN de a de veras

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CANDIL DE LA CALLE

Verónica Espinosa

11 de julio de 2012

El sabio comienza por hacer lo que quiere enseñar, después enseña.

Confucio

(Foto: Especial)

“Aquí se sabrá quiénes son los panistas de a de veras” fue la sentencia de Miguel Márquez Márquez, gobernador electo, constancia de mayoría en mano recién entregada por el presidente del Consejo del Instituto Electoral del Estado Jesús Badillo.

Pues sí. Se sabrá… empezando por él, Miguel Márquez Márquez.

Convendría al lector, al elector, al ciudadano que espera que la palabra corresponda con el hecho, sumergirse un rato en la lectura y análisis de los estatutos y principios del Partido Acción Nacional, ésos que en todos los partidos políticos son fundamentos de lo que, en documentos, se deben convertir en acciones en bien de la Nación y sus habitantes, para describirlo en muy pocas palabras.

Porque en los próximos seis años habrá qué tener el contenido de estos documentos muy presente.

Volver a los principios, a la doctrina, a los valores de Acción Nacional. Dejar a los grupos, los intereses personales. Abandonar la idea de que alguien es dueño del partido, dejársela de creer. Probar que se es panista de a de veras, no aquél que sólo busca conseguir el poder por medio del partido, o que ve a éste o al gobierno como agencia de empleo.

Discurso provocador. Lo pronunció el domingo, en los jardines de un hotel por la glorieta Santa Fe, donde Márquez Márquez se reunió con candidatos —ganadores y algunos perdedores, pues se notó la ausencia rotunda de Miguel Salim pero estuvo Alejandro Navarro— y frente al presidente nacional del partido, Gustavo Madero, y el ex gobernador Juan Manuel Oliva y el alcalde leonés Ricardo Sheffield.

Ambos, por cierto, se deslindan alegremente de la debacle, la reducción tan significativa de la votación panista, la pérdida —herida grave— de León como la joya de la corona. Ambos, lo sabemos muchos, lo saben los panistas, tienen saldos en contra en estas historias.

“El gobierno no será agencia de colocaciones”, ha dicho y ha repetido en diversas entrevistas Márquez Márquez a reporteros y a panistas. “No voy a ocuparme de señalar culpables”, dijo el lunes por la noche al panismo leonés en el comité municipal, mientras Arturo Falcón ya señalaba a la “tepocata mayor”, el ex presidente Vicente Fox, a quien todo el mundo amenaza con iniciarle el proceso de expulsión que hasta ahora nadie tampoco ha concretado en las instancias correspondientes.

Me pregunto, ¿entonces qué va a ser, qué va a hacer el gobierno de Miguel Márquez, ése que habla de volver a los ciudadanos? En los sexenios anteriores, el gobierno estatal se llenó de panismo, de panistas. La administración estatal ha aumentado en forma desmedida; ciertos niveles de autoridad se ocuparon de “invitar” (en forma de presión) a personal de las dependencias a votar por el blanquiazul el domingo 1 de julio; se documentó una operación desde la estructura administrativa de la Secretaría de Educación —a de Alberto Diosdado— a favor de los candidatos de Acción Nacional. Personal que es declaradamente no-panista, es excluido de ciertos círculos de autoridad y toma de decisiones.

Comprometido como lo ha dicho a hacer “el mejor gobierno del PAN”, la marca en realidad no se abandona.

¿Están en el PAN todos los mejores, las mejores ideas, los mejores proyectos, los mejores perfiles?

La ciudadanía en todo el territorio guanajuatense, siendo claros, no lo cree así. Su voto tan diferenciado, el tan variado espectro político municipal —la autoridad más cercana al pueblo— le responde al gobernador electo.

Aquí se verá al estadista de a de veras.

*

Verónica Espinosa es periodista. Ha desarrollado una importante trayectoria en medios impresos y electrónicos de la región desde hace ya varios lustros. Actualmente es corresponsal del semanario Proceso en el estado. Con más de una década de emisiones radiofónicas a sus espaldas, Candil de la Calle, prestigiada columna de opinión, análisis y crítica política ahora llega cada miércoles a través de igeteo.mx por escrito, para descubrir la desnudez de la política y la observación acerada sobre la cosa pública.