Candil de la Calle

Escenarios

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La guerra es una invención de la mente humana; y la mente humana también puede inventar la paz.

Sir Winston Churchill.

La guerra está en el PAN.

Aunque se percibe desde lejos, bastaba con darse una vuelta a Querétaro para presenciar —en la medida de lo posible— el Encuentro nacional de legisladores del blanquiazul, en la que participan los futuros legisladores, ésos que llevan en el gafete la palabra “Electo” precedida por el rango de senador o diputado federal.

Sonrientes, palmeadores de espalda, saludadores, los hermanos Villarreal, ambos diputados de la próxima legislatura por obra y gracia… de los procesos internos y las listas plurinominales del blanquiazul, que dejó en mismos apellidos, en la misma familia, dos escaños en la Cámara federal; una para que Luis Alberto saltara alegremente del senado, y otra por mayoría para su hermanito, Ricardo.

Vaya pues con la democracia panista, hoy tan puesta en duda, tan en crisis organizacional, tan de identidad como lo dicen… los panistas.

A la reunión en Querétaro llegó, sin que estuviera agendado, el presidente Felipe Calderón. Arribó en helicópteros el lunes por la noche, ya iniciado el encuentro, porque quería ponerle algunos puntos a las íes en estas prisas que le corren para que se establezcan definiciones y consensos en la próxima reunión del Consejo nacional panista del sábado 11, este sábado.

Porque ya sabemos que la culpa la tenemos todos; porque las derrotas ya pasaron y siguen otras elecciones, porque nos urge sacar a los mejores candidatos, porque el partido debe ponerse en la mira recuperar Los Pinos en el 2018, dijo Calderón. Y también cantó con David Filio.

Algunos legisladores también cantaron… y bebieron con el mismo entusiasmo.

El aliento, lo escribo porque me consta, los delató.

Bueno, estaban nada menos que en su encuentro para definir las agendas legislativas de las que se van a ocupar porque serán estos dos, Senado y Cámara, los espacios por donde el PAN podrá seguir en el escenario público, una vez pasado el primero de diciembre, una vez entregada la estafeta de Los Pinos, nuevamente, al PRI.

En ese momento del mensaje, el escenario era del presidente. Para ese momento ya se sabía que una mayoría de senadores electos optaron por comprometer su respaldo al calderonista Ernesto Cordero como coordinador de la bancada.

Al día siguiente de este discurso con prisas, llegaron dirigentes estatales —una  mayoría, según firmas— comandados por el ex gobernador Juan Manuel Oliva, a robar ese escenario. Sí, el de Guanajuato que según su señora vive en el Distrito Federal para asuntos legales… y del partido, donde busca su encumbramiento político y ni modo que alguien vea lo contrario.

Sonriente, muy  sonriente, escuchaba Oliva a los dirigentes estatales leer un documento que él preparó con conjunto con el propio presidente nacional Gustavo Madero, donde le contestaban al presidente que no hay prisas para trabajar en las reformas y sacar candidatos, daban el espaldarazo a Madero —y a Oliva como lo dijo el de Aguascalientes—.

Porque sí, la suerte del PAN está echada entre un presidente que quiere recuperar al partido, y un presidente del partido que amarra corrientes para mantener el control y no pasarlo a quien ya es visto como “el que se va en tres meses”.

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Verónica Espinosa es periodista. Ha desarrollado una importante trayectoria en medios impresos y electrónicos de la región desde hace ya varios lustros. Actualmente es corresponsal del semanario Proceso en el estado. Con más de una década de emisiones radiofónicas a sus espaldas, Candil de la Calle, prestigiada columna de opinión, análisis y crítica política ahora llega cada miércoles a través de igeteo.mx por escrito, para descubrir la desnudez de la política y la observación acerada sobre la cosa pública.