Candil de la Calle

Los de atrás

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Sólo cuando una casa arde se ve toda la miseria que había dentro. Entonces, hasta el rey se entera de que ha convivido con las ratas.

Friedrich Hebbel

A veces ni siquiera es necesario esperar a que la casa esté envuelta en llamas. Basta una pequeña chispa para ver quién sale corriendo primero. Y este principio suele aplicarse con asombrosa exactitud en la administración pública.

Es interesante observar el acomodo de las piezas que se va dando alrededor de los gobernantes en turno.

Hay que decirlo. De varios, aún estamos esperando que den el salto de la palabra a la acción.

A algunos de ellos no les han dejado mucho margen de maniobra financiera —lo que en términos llanos significaría que les entregaron las arcas vacías—. Este siempre ha sido un buen pretexto para que en los últimos meses del año, cuando apenas han tomado posesión de sus nuevos encargos, se la pasen anunciando todo lo que viene a costas del presupuesto del año entrante… porque en éste habrá que pedir participaciones anticipadas para pagar liquidaciones, aguinaldos y demás compromisos contraídos, incluyendo a algunos proveedores a los que literalmente les dejaron la factura para que la acudieran a cobrar con el que llegó, porque el otro… pues ya se fue.

Mientras se sufren estos atolladeros en el arranque de los gobiernos municipales y del sexenio estatal, se va viendo cómo mientras algunos mandatarios optan por acercar a los puestos clave a los cuates del Rincón —tengan el perfil o no, y el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso es la muestra más palpable de esto—, otros dejan en manos del camachismo el poder tras el trono.

Y hay alcaldesas que se disfrazan de adelitas para encabezar el desfile del aniversario de la Revolución. El reflector por delante, mientras tesorero y secretario del ayuntamiento organizan, disponen, articulan cambios, administran.

No se puede tener todo.

En el Palacio de Gobierno despacha un secretario que es, como el gobernador 3M, oriundo del Rincón. Y al parecer le gusta el sitio, porque no se le ha visto mucho, ni siquiera se había presentado con el personal a su cargo.

¿El gobernador, su jefe, lo habrá visto desde el 26 de septiembre?

Porque Antonio Salvador García no asistió ni siquiera a la inauguración de los cursos de capacitación para los 46 presidentes municipales… y eso que una de sus principales tareas es precisamente ser el enlace, la puerta de acceso, mantener la relación oficial con los ayuntamientos.

Ni por eso.

En el Congreso del estado el diputado Juventino, otro oriundo del Rincón que no dejó rastros en los registros escolares de la educación media superior y superior —porque no pasó por ahí— preside el órgano de gobierno de la Cámara, como parte de la nueva élite regional en el poder, a modo para 3M.

En el otro extremo de esta cómoda inmovilidad están otros perfiles como el de Éctor Jaime Ramírez Barba, el súper secretario que no necesita presentación… ni tocar puertas.

En el Palacio del Truco, los movimientos tras el trono de un medio pasmado Güicho Gutiérrez los hace José Luis Camacho, desde la campaña, la transición, la administración de los recursos y preparativos de la ceremonia de toma de protesta, y de entonces a la fecha.

Son los acompañantes del poder, los incondicionales, los “córdobas”, los “mouriños”, los operadores… aunque también habrá los silenciosos alfiles que sólo se harán a un lado cuando sea necesario, cuando se los manden, cuando a otro le corresponda jugar el juego.

Son aquellos a los que veremos en los próximos meses, años, en el ámbito de la toma de decisiones, aun cuando no hayan sido los elegidos, los votados.

No todos sobrevivirán. Habrá quienes conseguirán saltar a niveles superiores; mejores cargos, relaciones de alto nivel, aspiraciones satisfechas. Otros se quedarán en el camino.

Varios harán lo que mejor saben: aferrarse a la nómina y a la lealtad conveniente a costa de lo que sea.

¿Alguien acabará por arrojar el cerillo para ver quiénes son las ratas que salen por delante?