Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

Dinosaurio

Compartir
(Foto: Especial)

Cuando los adictos a las noticias despertaron del marasmo inducido por la expectativa de una semana llena con especulaciones y remembranzas relacionadas al Vaticano, el cúmulo de hechos supervenientes —considerados y ocultados— empezó a abrumar a muchos. Cual si regresáramos a etapas arcaicas, la zona metropolitana del D.F. empezó a incendiarse. La primera conflagración fue en el mercado de La Merced, le siguieron viviendas y negocios diversos. ¿Qué medidas están tomando los funcionarios públicos de protección civil, para evitar o en su caso minorar los efectos de tales desastres? ¿Por qué se oculta el hecho de que fueron los puestos informales fijos y semi-fijos el mayor obstáculo para los bomberos?

Cual si se tratare de un Ornitomimo, el Delegado de Coyoacán —que además de carne come hasta los huevos de los propios dinosaurios— corrió a esconderse buscando la protección de su manada, a la cual solo se le ocurre repartir volantes y colgar mantas justificadoras de sus mentiras y manipulaciones. ¿De verdad en el PRD y particularmente en la asamblea del D.F., el problema son las tribus? ¿o estamos ante grupos de velociraptors cuyas patas dotadas de poderosas garras permiten comerse vivo a cualquier otro que quiera competirles?

Como si fuera adivino, el ex-jefe de gobierno reapareció, con sobrepeso y su sonrisa de actor profesional, para grabar una entrevista que por el bombazo educativo-sindical fue pospuesta 24 horas. ¿Le pidió auxilio su ex asesor y ex procurador? ¿La presencia fue un recordatorio acerca de los acuerdos que le permitieron llegar a la jefatura con un porcentaje increíble? Como sea, ante el cerco informativo respecto al caso de la ex lideresa del magisterio, el tema de la educación y las implicaciones de los liderazgos de maestros tratados en la entrevista pospuesta, convirtieron en prima nota las declaraciones del ex-alumno de Camacho Solís.

Con la detención de Elba como escenario de fondo, el documental del nieto de Don Carlos Loret de Mola y la primera entrevista de Adela en su nuevo espacio, se empezaron a mirar como piezas propagandísticas de anuncio a lo que habría de venir. ¿Qué influencia tuvo en el ánimo presidencial el cortometraje con el sello de Televisa, “De Panzazo”? ¿Sabía la experta entrevistadora algo de lo que se estaba fraguando? ¿Se le ocurrió el ser tan incisiva —casi como lo haría un rudo agente ministerial— o se lo encargaron? Salir a explicar en los medios el porqué de las decisiones políticas, nos recordó un poco la estrategia del hoy enseñante de Harvard, ¿de verdad solo los medios legitiman? ¿Qué fue primero: el dinosaurio o el huevo?

La especulación se fue al infinito: ¿es un repris del quinazo? ¡Se trata de una medida estrictamente legal! ¡Por fin se hizo justicia! ¿Terminó ya la tragicomedia de traiciones? ¿Antes de diciembre los funcionarios de Hacienda estaban de vacaciones? ¿Se cumplió en México la maldición de llegar a ser un país de cínicos? Ante el riesgo de la mordida del Tyrannosaurus —uno de los tetanuros más famosos y discutidos— que siempre fue mortal, bien sea que se le califique de carnívoro o de carroñero, lo más prudente era no atravesarse en su camino. Algunas teorías se aventuran a afirmar ciertas cualidades de pensamiento avanzando de este tirano y otros saurios más del Cretácico tardío. ¿El terror que infundía era parte de sus mecanismos de defensa? La fascinación de estos vertebrados saurópsidos que dominaron el plantea por aproximadamente 160 millones de años —en el mesozoico— está más vigente que nunca. Su piel dura y escamosa, las características pélvicas que separan a estos terribles —deynos— reptiles de los lagartos, sus codos orientados hacia atrás y sus rodillas para adelante, combinados con la fuerza, parece ser el conjunto de  cualidades que muchos humanos anhelarían.

Por supuesto, de los fósiles encontrados se induce una naturaleza gregaria, que desaparece cuando cualquiera de los miembros de la manada es herido de muerte. No importa si la causa fue la necesidad de sobrevivencia, el error de cálculo que hizo a la víctima caer en una brecha insalvable e inundada que le provoque el ahogamiento o incluso el canibalismo de los propios congéneres. Lo cierto es que aun los dinosaurios temían a la muerte. Los testigos casi siempre huyen, la manada seguía su marcha ajena a consideraciones de la conducta humana como la venganza, la deslealtad[1] o la traición.

Frente a los eventos de la singular semana inserta en el periodo que el mundo cristiano denomina Cuaresma, mientras unos lloran por el retiro de un papa, otros se sobrecogen por las llamas infernales que todo lo consumen; y sí, aunque no lo expresen, algunos más empiezan a estar preocupados por los judas, que por menos de 30 monedas estarán dispuestos a vender a cualquiera; pero los más precavidos temen en su interior la ferocidad de T-Rex  toda vez que “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”[2].

*

[1] Difícil es encontrarle semejanza a un episodio de la vida humana en el cual frente al caído ni una voz de defensa, ni las hijas ni el marido ni nadie, dijo algo que favorezca a Elba Esther. Como en todo, la excepción fueron dos voces que tímidamente reconocieron: era mi amiga y es triste este final.

[2] Augusto Monterroso: Tegucigalpa, 21 de diciembre de 1921-Ciudad de México, 7 de febrero de 2003.