Guanajuato, Gto. 30 de marzo de 2013.- Durante los denominados Días Santos, cientos de fieles católicos se congregaron en los diferentes templos de la capital, para atestiguar las procesiones, para visitar los siete altares o para participar como cargadores de imágenes en las representaciones de las Tres Caídas.
Al respecto, David Diosdado Venegas, seminarista del Templo de la Compañía, comentó que desde antes de que se abrieran las puertas la gente empezó a llegar, muy temprano, tanto el Jueves como el Viernes, en la intención de “acercarse a las imágenes y las reliquias”.
Al mismo tiempo que los feligreses guanajuatenses acudían a “buscar el auxilio de Dios y la confesión”, cientos de turistas y visitantes se acercaron a los templos, donde fotografiaron las imágenes de las iglesias y registraron las expresiones de fe de los capitalinos.
El Jueves Santo, día de la visita de los Siete Altares, por la tarde tuvo verificativo la misa de la institución de Cristo y el lavatorio de los pies. Luego, el Viernes se escenificó la sentencia de Jesucristo y antes de mediodía empezó el Viacrucis o las Tres Caídas, hasta consumarse la Crucifixión, alrededor de las 3 de la tarde. Posteriormente tuvo lugar la representación de las 7 palabras de Jesús en la Cruz y el descendimiento, este último alrededor de las 9 de la noche, después del cual dio inicio la procesión del Santo Entierro por las calles de la ciudad.
A decir del seminarista entrevistado, David Diosdado Venegas, los turistas disfrutaron mucho la ciudad y la religiosidad de los capitalinos, pues aunque “ellos venían seguramente a visitar un museo y fueron sintiendo la presencia de Cristo en las iglesias”, precisó.
A su vez, Verónica Gómez Uribe y Fátima Ayala Gómez, tía y sobrina, cargadoras de la virgen de Dolores en el templo de la Compañía, quienes suman 32 y 20 años de participar esta actividad, revelaron que empezaron, como muchos de los cargadores, cumpliendo “mandas” pero que al cabo de ello les gustó quedarse a cargar a la Virgen.
De acuerdo con Verónica Gómez, en total son alrededor de 350 cargadoras de la Virgen que sostienen en tandas de 50 personas la imagen montada sobre una estructura de madera, colocándose las “andas y las varas” en los hombros. “Esta es una tradición que viene desde nuestros bisabuelos, abuelos, después fue mi papá y mi sobrino y después empecé yo, soy la única mujer de la familia que hizo esto y después”, señaló.
De acuerdo con la tradición, indicó, visten con una túnica negra, el escapulario de la Virgen y van tapadas de la cabeza y descalzas, mientras cargan la imagen de la Dolorosa.
