Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

¿De qué agenda hablamos?

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(Foto: Especial)

En el marco de La Declaración del Milenio suscrita por casi todas las naciones miembros de la ONU —que si bien reafirma determinaciones como: respetar la igualdad soberana, la integridad territorial e independencia política; la solución de los  conflictos por medios pacíficos, también legitima la globalización para lograr que esta “se convierta en una fuerza positiva para todos los habitantes del mundo” — se han dado una serie de tareas a fin de “Fortalecer la cooperación internacional, incluso compartiendo la carga que recae en los países que reciben refugiados y coordinando la asistencia humanitaria prestada a esos países; y ayudar a todos los refugiados y personas desplazadas a regresar voluntariamente a sus hogares en condiciones de seguridad y dignidad, y a reintegrarse sin tropiezos en sus respectivas sociedades”[1] .

Según informes de la ACNUR, a finales de 2011 más de 35 millones de personas habían sido desplazadas de su lugar de origen, más de la mitad se recibieron como refugiados, con ayuda económica y de diversa índole por distintas agencias y casi un millón eran solicitantes de asilo. A esta tremenda realidad, se suman los 214 millones de migrantes internacionales[2] dentro de los cuales México es el quinto país en rango de número de “personas calificadas viviendo en el extranjero”[3], por debajo sólo de Alemania, China, Filipinas e India. Y lo terrible de la frase del discurso de Obama, a los jóvenes mexicanos, reconociendo que muchos de sus genios formados aquí están trabajando allá,  da contenido para vastos análisis, vinculados con los millones de migrantes mexicanos y latinoamericanos, que en impune violación a lo postulado el 18 de diciembre del 2000, no tienen forma de ver garantizado el respeto a sus derechos.

Además de los festejos de “El Día Internacional Del Migrante”, es poco o nada lo que se hace para proteger a quien busca nuevas oportunidades para mejorar su vida y la de sus familias, al tiempo que contribuyen “al crecimiento y bienestar del país receptor”, según afirmó Wu Hongbo, vicesecretario de la ONU para asuntos económicos y sociales; y entonces caben las preguntas:  Los esfuerzos para regularizar la situación de los migrantes en los Estados Unidos a efectos de proteger por ley el derecho a la vida de los trabajadores migratorios y sus familiares, prohibiendo además que sean sometidos a torturas ni a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes[4], ¿es una prebenda política o una obligación suscrita en el concierto internacional? ¿Por qué no se ha sancionado a quienes a pesar de haber suscrito esta convención discriminan a trabajadores migrantes en el mundo por sexo, raza, color, idioma, religión o convicción, opinión política o de otra índole, origen nacional, étnico o social, edad, situación económica, patrimonio, estado civil, nacimiento o cualquier otra condición? ¿No es una flagrante violación a la Convención el criminalizar el anhelo humano al trabajo llamándolos “ilegales” cuando la propia Convención determina la posibilidad de que estos estén en “situación irregular”? Si el artículo 13 da a los trabajadores migrantes y sus familiares el derecho de opinión —que comprende “la libertad de recabar, recibir y difundir información e ideas de toda índole, sin limitaciones de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro medio de su elección” —, ¿por qué se les encarcela, deporta y castiga, cuando lo ejercen y se tolera mediante corruptelas cuando al empleador o la autoridad de turno conviene?

Colocar en hogares sustitutos a los hijos nacidos en países receptores de migrantes irregulares, ¿es suficiente para cumplir los postulados de la Convención sobre los Derechos del Niño y sus protocolos facultativos? ¿De verdad en las fronteras se protege plenamente a niños sobrevivientes de la bestialidad de coyotes y tratantes de personas? ¿Qué hace México ante la Relatoría Especial de los derechos humanos de los Migrantes? ¿Bastará con trasladar cuerpos y pagar pompas fúnebres?

El tema de los migrantes sí debe estar en la agenda bilateral e incluso multilateral, por la simple y sencilla razón de ser un tema humano, que rebasa los miles de millones de dólares de remesas[5] más los que su trabajo produce en los campos, fábricas, construcciones de cada país que debieran recibirlos con respeto y hasta gratitud. Ya en este año, nuestro vecino del norte empieza reportar crecimiento en su economía por encima de los dos puntos, y en cambio tenemos 9 meses de bajas en el monto de remesas. ¿Qué hacemos aquí, para apoyar  los miles de deportados que diariamente nos regresan y más aun para defender a los hijos y miembros de las familias separadas?

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[1] Artículos 4, 5 y 26 de dicha Declaración.

[2] Según datos de la ONU la migración interna dentro de la naciones es mayor.

[3] Casi seis de cada diez migrantes muy calificados residentes en países de la OCDE en 2000 procedían de países en desarrollo.

[4] Artículos 9 y 10 de la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares, adoptada por la Asamblea General en su resolución 45/158, de 18 de diciembre de 1990.

[5] Envío que se hace de una cosa de un lugar a otro, y que se ha generalizado como envío de dinero ganado por los migrantes desde el país donde trabajan hasta el país de donde son originarios. Según el FOMIN los envíos de dinero para 5 países de América latina sumaron 61 mil 300 millones de dólares en 2012, de los cuales 22 mil 446 millones fueron destinados a México; Guatemala, 4,800 MDD; Colombia, 4,000 MDD; El Salvador, 3,900 MDD; y República Dominicana, 3,200 MDD.