Veinticuatro años de la FeNaL

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Ranaculta

Es tiempo de regresar a lo sencillo: preguntar a los lectores qué quieren 

Guanajuato, Gto. 05 de junio de 2013.- El pasado 20 de mayo, en rueda de prensa, la directora dela FeNaL, Ángeles Suárez, y el director del Instituto Cultural de León, Sebastián Serra Martínez, presentaron los resultados de la última edición que se realizó del 26 de abril al 5 de mayo en Poliforum León.

Los resultados de la FeNal fueron presentados (Foto: Especial)

Al recuento realizado, que se suma al de cada año, entre los aciertos y las fallas, es oportuno reflexionar sobre cuáles deben ser los indicadores para evaluar una actividad de promoción cultural con objetivos tan específicos —como es en el caso dela Feria Nacionaldel Libro de León (FeNaL)—, y que en el próximo año cumplirá veinticinco años de vida.

Varios de los criterios al momento de evaluar tienen que ver con el presupuesto destinado y ejercido (3 millones 726 mil 214 pesos), el número de asistentes durante los 10 días que duró la feria (93 mil 477), así como al reporte de ventas totales por parte de los 118 expositores (5 millones 850 mil pesos). Estos datos son un pálido reflejo de lo que en verdad aconteció en la feria.

Un viejo refrán dice: “Cada quien cuenta cómo le fue en la feria”. Hay expositores cuyas ventas reportadas fueron superiores a las del año pasado, pero también hay voces a disgusto que manifiestan que no recuperaron ni lo que invirtieron.

En el mismo tenor, están varios de los ponentes participantes, varios de ellos literalmente desperdiciados por una feria que no entiende el papel que juega como plataforma de desarrollo en lo que concierne entre el mundo del texto y el mundo de los lectores.

Esto no es privativo de la FeNAl, la mayoría de las ferias que se realizan  en el país padecen de lo mismo. No obstante, lo preocupante es el hecho de que a estas alturas pareciera que la feria con veinticuatro años cumplidos aún no tenga un perfil definido.

Con excepción de la Feria Internacional del Libro de Guadajara (FIL) cuya vocación tiene un sentido de vinculación profesional, la Feria Internacional del Palacio de Minería (FILPM), cuyo público mayoritariamente universitario y, por lo mismo, las acciones que realiza estén dirigidas a ese sector de la población; sin mencionar la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ) que cada año se efectúa en el Centro Nacional de las Artes, en la ciudad de México, el resto de las ferias corren el peligro de parecerse demasiado.

¿Cuál es, entonces, el perfil dela FeNaL? ¿A quién va dirigida? ¿Cuáles son los satisfactores que pretende cumplir? ¿Qué líneas estratégicas establece con los públicos lectores que atiende? ¿Cuál es el tipo de vinculación con la comunidad?

Estas son algunas de las preguntas quela FeNaLmotiva a responder año con año, pero al parecer sus respuestas carecen de la riqueza argumentativa que amerite reflexionar al respecto.

La FeNaL actualmente está  pensada para el “No lector”, es decir, para un público no formado en la cultura escrita y cuyo único “gancho” es la cultura del espectáculo (ya lo dijo el escritor premio Nobel, Mario Vargas Llosa). De ahí la preocupación de los organizadores por programar espectáculos que “jalen” —dicen ellos— a posibles compradores de libros. Quizá años antes este tipo de promoción haya tenido cierto éxito, pero en la actualidad ante la diversidad y especialización de los públicos lectores, ya no es viable.

A los organizadores dela FeNaLse les ha olvidado que una feria de libros se hace con editoriales, con autores, con libros pero, principalmente, con lectores. Lectores de todo tipo, de toda catadura. Los lectores deben ser los invitados especiales de la feria. Su motivo. En otras palabras, al preguntar sobre cuál es el perfil dela FeNaL, la respuesta debiera ser: el perfil de los lectores que asisten.

De los más de 93 mil personas que asistieron en la pasada edición, cabe preguntar cuántos eran en verdad lectores, cuáles son sus historias lectoras, qué libros buscan, cuáles son sus autores preferidos, de qué manerala FeNaLes una plataforma de promoción y encuentro para sus intereses tan diversos.

Si la FeNaL ha extraviado lo más importante de su naturaleza: su labor de promoción en torno a la cultura escrita, es tiempo de regresar a lo sencillo: preguntar a los lectores qué quieren.