Nuevamente los músicos mariachis y los no mariachis (como los norteños) hacen de las suyas, se pelean por la clientela o por el lugar, dando con esto un mal espectáculo tanto para propios como para extraños. Y es que tal parece que, en época vacacional, se les calienta la cabeza y reinician sus rencillas, lo mismo pasa con los tunos o integrantes de las famosas y tradicionales estudiantinas. Y todo por falta de organización y por no hacer respetar la ley; que en este caso, como en muchos otros, a Fiscalización le tiembla la mano, no vaya a ser que, por llevar la normatividad como debe ser, los despidan como al anterior titular de esa instancia municipal. Tal parece que ese cargo se rige con la “ley del cohetero”. En fin que no hay director, ni siquiera musical o artístico, que lleve la batuta y los ponga en orden, y como consecuencia, la mala imagen hacia los turistas y vecinos. Cuando menos se pelearan con “topadas”, como en muchas películas mexicanas, y demostraran, aparte de su habilidad para tocar los instrumentos, que quien “no canta mal las rancheras” o canta, silba y come pinole; esto sería más agradable que verlos pelear aunque anden vestidos de muy valentones.
Y qué decir de los tunos que se supone son “estudiantinas” de estudiantes y no respetan ese nombre y se bronquean igual que sus colegas; y todo en el Jardín de la Unión, o de la rebanada de queso, que para todos alcanza, solo es de ponerse de acuerdo y compartir como las notas musicales en tiempo y espacio demostrando que como buenos músicos saben de armonía.
Y bueno, que la autoridad busque otras opciones de espacios para ubicarlos e irlos rotando en los bellos lugares que tenemos en nuestra ciudad, y así ocupar por ejemplo la plazuela del músico donde hay de todos menos eso… músicos; o el Jardín del Cantador, también está la ex estación del ferrocarril, la Alhóndiga, la plaza Allende (no entiendo por qué se llama así), ahí donde se encuentran el Quijote y Sancho. Y las callejoneadas, realizarse por otras rutas y alternarse, no solo las de siempre.
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Con bajo sexto y acordeón
Con guitarras y trompetas
Sus “mentadas” son orfeón
Al romperse las jetas.
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A veces hasta los tunos
con laudes y mandolinas
se han puesto muy perrunos
y se ponen sus “madrinas”.