Candil de la Calle

¿Quién protege al Tribi?

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Nada se parece tanto a una injusticia, como una justicia tardía.

Lucio Séneca

Cerro de los Leones (Foto: Especial)

Antonio Guillén Landeros, alias “El Tribi”, está de nueva cuenta libre, y asolando a sus vecinos del Cerro de los Leones.

¿Quién protege al Tribi?

La pregunta puede tener muchas respuestas.

Se sabe de un abogado que en varias ocasiones ha litigado para la liberación del Tribi y algunos de sus conocidos cómplices en las mil y una tropelías que éste ha cometido o ha encabezado desde hace varios años, desde que era un jovenzuelo, desde que él y sus hermanos se convirtieron en una mafia de barrio, no por eso menos terrible, amenazante y deleznable.

Esta mafia de barrio familiar ha sabido sobrevivir —con algunos saldos sangrientos que han menguado al clan Guillén Landeros— semi-oculta por otras complicidades que encuentran a su paso, por voluntad o por miedo: el que los escondía en su casa cuando llegaba la policía; los que apedrean patrullas y agentes preventivos y Ministeriales cuando éstos en operativo andan tras sus pasos; los que les facilitan la huida y hasta les guardan el producto de lo robado en sus casas o negocios.

…O aquéllos que se lo compran.

Hacía unas cuantas semanas que “El Tribi” había salido de prisión, luego de haber sido acusado de herir con una navaja a un joven cobrador a la altura de la Escuela Normal Oficial, en el Paseo de la Presa, con el presunto propósito de hurtarle la motocicleta.

Me entero de que el joven lesionado “se retractó” y declaró que “El Tribi” siempre no fue el que lo hirió.

Y ahí anda, libre otra vez.

No había cumplido tantas horas andando por sus rumbos, cuando Antonio Guillén ya estaba persiguiendo a un joven que estaba comprando alguna cosa en una de las tienditas del Cerro de los Leones.

Aparentemente, Guillén lo confundió con el hermano de un viejo enemigo que años atrás mató a su vez a uno de sus hermanos, otro del clan Guillén Landeros.

Como pudo, corriendo y escondiéndose según los testimonios de los vecinos, el joven alcanzó a llegar a su casa.

Una vez más, Antonio Guillén, con una larga trayectoria delictiva detrás, pudo haber enfrentado a la impartición de justicia y salir mal librado.

Pero no. Sigue libre.

Porque nadie lo denuncia, dicen las autoridades.

Porque lo acaban soltando de todas maneras, dicen las víctimas.

Porque no hay quién le ponga freno, dicen los vecinos.

Entonces, en el Cerro de los Leones hay familias que ya no dejan salir a sus hijos por las tardes, y se encierran temprano por las noches.

¿Y todas las que debe El Tribi, para cuándo?