El Laberinto

El trámite kafkiano

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Nos diría Milan Kundera que lo kafkiano tiende a reproducirse cuando se concentra el poder, se burocratiza la actividad social transformando las instituciones en un laberinto sin fin y se despersonaliza al individuo. No sé a ustedes, pero a mí me suena tétricamente familiar.

Todos tenemos una historia que contar sobre algún trámite donde todo se puso ridícula e inexplicablemente complicado, como cierta vez que saqué actas de nacimiento que el juez olvidó firmar, cosa que me obligó a atravesar la ciudad con mi padre en busca del funcionario olvidadizo, o aquellos que se someten a procesos cuya documentación requerida es excesiva e incluye el árbol genealógico de ambas ramas familiares, certificado o la cartilla de vacunación del perro o documentos que son derivados de otros y te piden ambos o peor aún, entrar en un bucle dimensional donde requieres la licencia para tramitar la de elector aunque a su vez necesitas de la de elector para tramitar la licencia.

Y eso no es aun la peor parte, porque aquello que Kundera llama la despersonalización del individuo es justamente lo que se puede llegar a percibir con la falta absoluta de sentido común por parte de los empleados, ese estar viendo tus circunstancias, oyendo tus razones tener todo lo necesario y ser incapaces de tomar tu caso aparte, de brincarse el protocolo y usar el criterio para evitarte otra vuelta, otro trámite, otra sesión de fotografías y también a ellos el doble trabajo, parece que el soborno, la meticulosidad o las charolas son la única grasa capaz de hacer que esos herrumbrosos engranes resbalen como debe de ser.

La individualidad en los trámites que sería el sueño guajiro de casi todos (los gestores aparte) implicaría miles de funcionarios, pero no de aquellos cuyo resumen de habilidades incluye hablado por teléfono con público enojado, ingestión de torta de tamal, cómo ignorar a alguien en diez sencillos pasos o la resolución de laberintos por el camino más tortuoso, lo único que quedaría sería optimizar los procesos ya existentes, omitir pasos innecesarios, funcionar durante todo el horario con normalidad.

Dentro de las nuevas definiciones de madurez moderna podemos agregar aquella donde ya no te parece tan terrible convertirte en un horrible insecto como hacer de lo kafkiano simple costumbrismo.