El Laberinto

Romper el hielo

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(Foto: Especial)

Saliendo del contexto de la fiesta donde romper el hielo simplemente es separar las piezas con un picahielos o azotándolos contra el piso, en un plano más metafórico y en el mejor de los casos menos violento, significa establecer comunicación con una persona.

Si en nuestro trato social somos como grandes lagos congelados por donde el resto de las personas se deslizan con patines dejando surcos más o menos profundos, de vez en cuando se aparece el intrépido que decide romper esa primera capa para ver qué hay en su interior o tal vez somos nosotros los que perforamos la capa de alguien más.

Nunca se sabe lo que se va a encontrar al romper el hielo, tal vez más hielo, tal vez un lago lleno de peces o un montón de húmeda tierra fértil lista para ser sembrada, un abismo obscuro y aterrador o una criatura congelada, puede que nos guste y sigamos entrando para ver más o que decidamos ponernos los patines de nuevo y seguir adelante, lo cierto es que nada volverá a ser igual.

El calor y el esfuerzo mantienen el hielo roto, porque también suele pasar que a veces abandonamos nuestro boquete y que al tratar de asomarnos este ya se cerró con otra capa pues el frío alrededor es una amenaza constante.

A diferencia de el quiebre violento y punzocortante que implica romper el hielo para llevarse los pedazos aparte en los respectivos vasos, al romper el hielo con las personas se efectúa una unión que puede o no trascender y que ahora que caigo en cuenta también esto puede darse en el contexto de una fiesta.