La corrupción lleva infinitos disfraces.
Frank Herbert
Una mirada a los círculos del poder, en un solo día, el martes 6 de enero, fue suficiente. Dice el refrán que más vale un colorado que cien descoloridos, pero en el escenario político nacional, ahora abiertamente electoral, los actos de corrupción de servidores públicos de todos cargos y colores se combina con las pugnas entre partidos y oponentes que se quieren eliminar a toda costa.
¿El resultado? Una carnicería feroz y asquerosamente reveladora entre una horda de personajes que no tienen capacidad alguna del rubor culpable, que debe ponernos a todas y a todos no sólo con los pelos de punta, sino con la mirada atenta y la acción civil al punto.
Van los botones de muestra:
En el Distrito Federal, el diputado del PAN Édgar Borja Rangel fue expulsado del partido como consecuencia de un escándalo que inició hace unas semanas, cuando se hizo público un audio en el cual el funcionario fue balconeado, por estar presuntamente involucrado en una negociación ilícita de un contrato para la compra de pintura.
El audio, por cierto, se divulgó por los mismos días en que se desató el huracán llamado “Casa Blanca”, el reportaje periodístico acerca de la residencia millonaria vendida por el grupo Higa —contratista del gobierno del Estado de México cuando Enrique Peña Nieto era gobernador— a la ahora primera dama Angélica Rivera. A lo mejor por eso no se supo mucho del asunto del diputado panista en el DF, que quedaba chiquito en comparación a la residencia imperial…perdón, presidencial.
Sólo que las indiscreciones no quedaron en eso. Un nuevo audio exhibe a Borja Rangel discutiendo con su esposa (o mejor dicho, “regañándola”) porque perderá un negocio de alrededor de 700 mil pesitos por una licitación que no habría podido “arreglar”.
Ese dinerito, le dejaba en claro el legislador del blanquiazul a su esposa, serviría para pagar la colegiaturas del heredero para el resto de su vida.
Alcanzaba para doctorado en Princeton o Harvard, pues.
Por supuesto, Édgar Borja dice que es un compló, que su voz fue editada y que es inocente.
En San Luis Potosí, el ahora presidente municipal perredista con licencia de Soledad de Graciano Sánchez (municipio conurbado con la capital) Ricardo Gallardo Cardona, compareció ante la PGR por una supuesta investigación por vínculos con la delincuencia organizada.
El presidente municipal pidió licencia recientemente porque quiere ser el candidato a gobernador del PRD, ya que en San Luis habrá elección estatal a mediados de este año. Sólo que no contaba con que la dirigencia nacional le aplicaría el flamante protocolo de ética y moral, ante los fuertes, fuertes rumores de que no anda muy derecho que digamos.
Siendo candidato, el joven Gallardo Cardona se balconeó solito en Facebook con unas fotos posando con un rifle R15 y con animales exóticos de su propiedad, como un cachorro de tigre. Luego dijo que todo fue malinterpretado.
El papá de Gallardo Cardona, para completar el cuadro, fue presidente municipal antes que el hijo, y ahora quiere ser alcalde de la capital del estado.
En Mérida, el PRI destapa como candidato a la alcaldía al hasta hoy secretario de Desarrollo social del estado, Nerio Torres, quien es señalado como responsable de un desfalco millonario al Instituto de seguridad para los trabajadores del estado (Yucatán).
En Tamaulipas, Homero de la Garza, secretario de Desarrollo Social del gobierno priista, anunció su renuncia mientras se aclara una denuncia civil en un juzgado de Texas, por el cual se le investiga una cuenta bancaria donde se le encontró más de un millón de dólares, que al tipo de cambio de hoy da un verdadero susto mayúsculo en cifras.
“Ante estos hechos he preferido guardar silencio, principalmente porque desconozco la lógica y la intención de los señalamientos que se me hacen”, escribió el ahora ex funcionario en una carta donde se despide de sus colaboradores para enfrentar el juicio, dicen.
Homero de la Garza ya había sido apuntado como aspirante a una diputación federal por el PRI.
