Histomagia

Tierra de pirules

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(Foto: Archivo)
(Foto: Archivo)

La vida en Guanajuato puede ser de suerte o de muerte. De repente puedes encontrarte con personas que hace tiempo no veías y a las que nunca les pudiste hablar por situaciones diversas, pero que en cuanto te ven y saben que necesitas ayuda te la brindan porque sí, porque son buenas personas, pocas de las buenas personas que ya están en peligro de extinción. A veces también puedes encontrarte con algunas que pensabas que eran tus amigos, pero te das cuenta de que no, de que sólo mientras les eras utilitario estaban contigo. Para estos casos, existen personajes en esta ciudad que pueden ayudarte contra estas perronas, perdón, personas que te roban energía y que puedes contrarrestarla con hechizos, conjuros, magia y buena voluntad con la oración, ya sea en los templos o en las capillas que muchos de los capitalinos tienen en sus casas. Sí señores. Según la tradición mágica un lugar en donde existen muchos pirules es un lugar en el que las brujas y brujos se asientan para ayudar a las pobres almas condenadas a los artilugios que muchos hacen para dañar de manera energética en tu aura o en tu vida misma al desearte la muerte.

En este tenor, me han contado historias tan inverosímiles como de que una maestra muy importante en la universidad lograba todo lo que quería por medio de las malas artes, tanto que llegó a uno de los puestos directivos como la espuma, eso sí, no dejaba títere con cabeza. Me narraron que tenía un refri con algunos gatos muertos que usaba para dañar a quien osaba cuestionar su meteórico ascenso en el directorio universitario.

Otro caso realmente impactante, es el sucedido a uno de los músicos populares de esta ciudad. Cuenta la leyenda que era un músico muy talentoso y guapo, pero que tenía un pequeño detalle: su mujer era muy celosa, cosa que no le venía bien al músico porque pues tenía sus fans que soñaban con que les cantara al oído. Se dice que su mujer para acabar con esta situación se abocó a decir: “mío o de nadie” y ándale que se le ocurre darle una bebida muy espirituosa, pero que daña la voluntad del sujeto que la bebe: toloache, y como no era iniciada en las artes mágicas, pues se le pasó la dosis y el hombre quedó a dos de ser idiota, pero eso sí, para ella solita. Dicen que luego de un tiempo lo dejó, así tontito y todo, sin dinero, atractivo y dependiente de ella. Pobre hombre sufrió mucho, creo que ya murió en la soledad total.

Es interesante ver cómo el manejo de las tradiciones culturales basadas en los mitos y prácticas mágicas, sustentan la cultura de un pueblo. De hecho, el hacer hechizos, conjuros y salmodias, son parte de la creatividad que, conjugado con la intención energética de hacer el bien o el mal, surge efecto en el imaginario personal y social que evoca situaciones muchas veces pensadas imposibles, pero que llegan a hacerse realidad. Por más extraño que parezca.

Incluso estos cantos mágicos se basan en la literatura. En el libro Ómnibus de poesía mexicana, prologado por nuestro Premio Nobel, Octavio Paz, en la parte de poesía novohispana, hay una particularmente macabra en la que la desesperada amante pide “las almas de tres ahorcados, de tres muertos a traición y de tres ajusticiados” nada más y nada menos que para introducirlas en el alma de su objeto del deseo para mortificarlo hasta que el Ánima Sola lo lleve a “las puertas de su casa” (de la susodicha) para que “venga y venga sin que nada ni nadie lo detenga”.

Creo que el pensamiento mágico rige gran parte de la humanidad en tanto su cultura, también creo que las energías se sienten y pueden evocarse o desviarse, sobre todo en lo que al amor se refiere. Ello demuestra, de alguna manera cómo el ser humano bueno, bueno, no es, y en Guanajuato, entre tantas leyendas y corazones rotos manchados de venganza y traición, se puede ir a pedir ayuda a quienes sí saben de esas buenas artes. No sé, pero no me creas, ven, lee y anda Guanajuato.