Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

Salud Mental

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(Foto: Especial)
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Identificar, prevenir y tratar trastornos emocionales o de conducta, son los tres ejes de la conmemoración, cada 10 de octubre, del Día Mundial de la Salud Mental. Las campañas desplegadas en esa fecha tienen diversos matices. En los medios electrónicos mexicanos, por ejemplo, se hizo énfasis, en aspectos criminológicos de homicidas seriales[1]; algunas asociaciones al derredor del mundo destacaron su actividad en pro de niños autistas, adultos neuróticos o alcohólicos y, muchos menos enfocaron su esfuerzo, para explicar el qué y cómo de causales fisiológicas —tumores, lesiones, infecciones etc. — que alejan a las personas de un estado de bienestar el cual permite al individuo afrontar las tensiones normales de la vida, trabajar de forma productiva y fructífera —inclusive ampliando su actuar a contribuciones a su comunidad— todo ello a partir de la conciencia de sus propias capacidades.

El tema es tan preocupante, que muchas empresas, incluyen —tanto en exámenes como evaluaciones— aspectos de salud mental[2] asumiendo casi todos que, en el ámbito psicológico se origina un buen número de las patologías que afectan a sus directivos, agentes y hasta obreros. ¿Tiene en su oficina alguien que vive cómodo en el vértice de la víctima? La recién divorciada —separada o viuda— ¿se refiere constantemente en términos peyorativos a la familia de quien fue su cónyuge? ¿Cómo es la productividad del “simpático” capaz de sacar una carcajada a todos, aunque siempre se encuentre rezagado en los informes? ¿Puede confiar en quien reiteradamente promete pero da pocos resultados?

Reconocer que pasamos momentos difíciles —un fallecimiento, un largo periodo sin trabajo, chicos que inician la adolescencia— está empezando a ser parte de la preocupación de líderes de empresas y oficinas públicas, que incluso ofrecen dentro de las prestaciones de salud a la psicológica o mental, para minimizar las disrupciones y ausencias. ¿Logra que los miembros de su equipo apaguen teléfonos, celulares o correo electrónico por una hora diaria?

Aun cuando no se trate del día mundial de la salud mental, es conveniente a quien lidera un grupo —laboral, social, de voluntarios— observar cómo es la relación de cada uno de los integrantes, con los hijos, tíos, cónyuges, padres, etc. y por supuesto quienes dirigen enseñarán con el ejemplo. No se trata de cumplir una rutina solo para cubrir el expediente, sino conceder tiempo de calidad, sobre todo con aquellos más necesitados de apoyo como sería el caso de los adultos mayores, los senectos y los jóvenes en etapas difíciles.

Cada vez es más frecuente toparnos con megalómanos, paranoicos, maníacos o narcisistas. ¿Ha lidiado con sujetos que por largos periodos son agresivos, hostiles o perturbados? Los trastornos disociales son normales en la adolescencia aun en el adulto joven pero si al paso de los años persisten y se esconden detrás de encuentros bucólicos y sociales excesivos, es muy probable que dentro de esa simpática persona se agazape un monstruo sobrevalorado, con ideas fóbicas o delirantes.

Se estiman en millones las personas que padecen alguna enfermedad mental que puede llegar al punto de discapacitar al sujeto, ocasionando la pérdida de equilibro con el entorno sociocultural al que pertenece. ¿Conoce gente que termina siempre criticando al jefe, al político de turno, al presidente de su club, al vecino?

Generalmente son personas en búsqueda de reivindicación; solo que lo hacen con métodos enfermizos. Delirios como el erotomaníaco, el celotípico, son apenas algunos ejemplos de los desórdenes mentales de muchas personas, que comparten con nosotros el transporte público, trabajan en el mismo piso o viven en nuestra casa.

Los expertos saben que apenas una chispa puede encender un fuego incontrolable; así ocurre con las enfermedades mentales, que restan calidad de vida, bienestar y en casos extremos hasta salud física.

Sin caer en egoísmos patológicos quien desea sanar debe empezar por sí mismo. Al considerar que algo anda mal, vaya a ver a un especialista, como lo hace cuando le duele una muela o el estómago. Si al observar a alguien cercano, su comportamiento le muestra su incapacidad de evitar dañarse o dañarle, trate de inducirlo a buscar ayuda, si no acepta aléjese. A la larga ese individuo le causará algún daño. ¿Se cree que solo un cuerpo sano es lo indispensable para una mente igualmente saludable? Pues déjeme decirle que no. Usted puede ser víctima de una mente enferma que le producirá males físicos si no se ocupa. Prevenir es mejor que remediar cuando ya el daño está avanzado

Promover la salud mental es una actividad multinivel. Incluye la casa, si ahí golpea, amenaza, critica y reprime como única forma de relacionarse logrará bajar la autoestima de su familia al mismo nivel enfermo que aqueja al violento. La escuela, con el tema del bullying, es el espacio donde se moldean comportamientos y estos pueden ser enfermizos. Todos los actores sociales deberíamos actuar no solo cada 10 de octubre, sino cada día de nuestra vida, con la idea de lograr estabilidad personal y social.

Pero ¡atención! que no se agote aquí esa difusión y promoción; procuremos seguir de manera constante a través de los años con todos los actores sociales —padres, amigos, escuelas, trabajo, medios de comunicación— comprometidos para lograr la estabilidad personal y consecuentemente colectiva.

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[1] Desde quien en la posguerra mató a 4 mujeres pasando por la llamada mata-viejitas, cuidadora de ancianas, que aprovechó su cercanía para asesinarlas y que luego se justificaba diciendo que su madre la había maltratado, hasta un sujetos que descuartizaba a sus víctimas y luego las comía.
[2] Según una encuesta del US News el 31% de los trabajadores en Estados Unidos consideran a la salud mental como la causa de la pérdida de productividad, el ausentismo y otros costos indirectos.