El Laberinto

Ciclos

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(Foto: Especial)
(Foto: Especial)

A todos nos pasa de alguna forma, tal vez mientras está guardando la ropa recién comprada cuando descubre que ya no cabe un alfiler en el closet, o cuando al revisar el correo electrónico nota que tiene cientos de mensajes antiguos y de utilidad dudosa o si encontramos la vajilla compuesta de restos de otros juegos que se han ido perdiendo con el tiempo. Cambiar es difícil pero todos tenemos que hacerlo de la mejor manera posible.

Todo en esta vida, lo bueno y lo malo, tiene un principio y un final y ambos puntos causan ansiedad, pues ya nos encontrábamos amoldados a la situación precedente, sin importar cual sea su naturaleza, para poder lidiar con toda la serie de obligaciones que cada posición implica y conocer nuestro lugar en el mundo.

Para suavizar este tipo de cambios y hacer pública la nueva situación es que existen los ritos de paso, los cuales se componen de tres etapas, que son la ruptura, es decir resaltar el final, el periodo liminal que es la etapa intermedia en la que ya no pertenecemos al estatus anterior pero aun no hemos ingresado en el nuevo y la iniciación que es una bienvenida a la nueva situación. Las bodas con el anuncio del compromiso, la noche de despedida y la ceremonia de enlace son un buen ejemplo, también lo son los exámenes de titulación y los funerales. Claro que se puede prescindir de todo esto pero entonces estamos dejando puertas abiertas en los nuevos procesos por donde se puede escapar nuestro nuevo estado ante la falta de claridad.

Desprenderse de lo anterior implica necesariamente aceptar que algo ha cambiado, ya sea la moda, nuestro cuerpo, nuestro estado sentimental, laboral o académica pero también le da oportunidad a lo nuevo y regulariza las situaciones, haciéndolas más estables y duraderas, llega un momento en el que la ropa nueva no tendrá espacio si no depuramos lo anterior o en el que no podemos seguir avanzando si nuestra carga es cada vez más pesada y seguimos sumando estados y objetos.