Ecos de Mi Onda

La acción del Bien y el Mal

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La ciencia moderna aún no ha producido

un medicamento tranquilizador

tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas.

Sigmund Freud

Pintura de El Greco (Foto: Especial)
Pintura de El Greco (Foto: Especial)

Aristóteles decía que la verdadera felicidad consiste en hacer el bien. Sin embargo, una de las mayores inquietudes humanas es conocer justamente las diferencias entre el bien y el mal. Los seres humanos nos preciamos de tener una conciencia que nos proporciona un marco de referencia para normar nuestra conducta personal, con repercusiones definitivas en el entorno social, y si existen contradicciones entre lo que nos indica el código y lo que hacemos realmente, podemos llegar a sentir la carga del remordimiento. En el antiguo Egipto, hace alrededor de 3700 años, de acuerdo a los jeroglíficos encontrados en las tumbas de los faraones, había un punto en el que el espíritu del difunto se encontraba frente al juicio de Osiris. El dios Anubis extraía el corazón del difunto y lo colocaba en el platillo de una balanza teniendo en el otro platillo, como contrapeso, a Maat, símbolo de la verdad, la justicia y la armonía. La sentencia de Osiris se basaba en las respuestas del difunto para demostrar una conducta honorable en vida, lo que siendo así inclinaba la balanza a su favor y le valía la eternidad en el paraíso de Aaru. Si la sentencia era negativa, el corazón era devorado y el individuo desaparecía de la historia. Desde luego que los corazones de los poderosos faraones, difícilmente se verían devorados en los jeroglíficos y las grandes pirámides evidencian su eternidad.

En el mundo cristiano el corazón tiene una gran importancia como espacio vital de residencia de los malos o de los nobles sentimientos, “tiene buen corazón o mal corazón”, se dice; y de hecho la palabra misericordia, que denota una disposición íntima a sentir compasión sincera ante el sufrimiento del prójimo o próximo, etimológicamente se deriva del latín misere, con el significado de miseria o desventura, de cordis o corazón y de ia, hacia los otros, lo que cierra su concepto como tener un corazón que se conduele y es fraternal con los desventurados, es decir, la máxima cristiana de amar al prójimo, tanto si es amigo, pero especialmente, si es enemigo. La cultura occidental está impregnada de este pensamiento, mas no así de su práctica.

Dentro del cristianismo, una buena persona, si se lo propone, tiene al alcance de la mano las condiciones para asegurarse un lugar en la gloria eterna siguiendo una serie de prácticas, que son acciones del espíritu y acciones corporales, las Obras de Misericordia. Las obras espirituales incluyen enseñar al ignorante, dar buenos consejos a quienes lo necesitan, corregir al que actúa erróneamente, perdonar las injurias, consolar al afligido, sufrir con paciencia los defectos de los demás y pedir a Dios por los vivos y por los difuntos. En las tres primeras se puede observar un componente subjetivo, pues la enseñanza, el consejo y la corrección se basan en el código del practicante. Por su parte, las corporales comprenden acciones muy puntuales, ajenas a cuestiones ideológicas, es praxis, y son visitar y cuidar a los enfermos, dar comida al hambriento, dar de beber al sediento, dar alojamiento al peregrino, vestir al desnudo, visitar a los presos, enterrar a los muertos. De esta forma, un individuo puede presumir de cristiano, pero si no realiza obras de misericordia en realidad es un fariseo.

Un mundo con una población actual de casi 7500 millones de habitantes, en el que el 0.7% de la población acumula más del 45% de la riqueza mundial, con alrededor de 34 millones de personas que en promedio ganan 2800 dólares al día, contrasta con una población de 1500 millones de seres humanos que sobreviven en extrema pobreza, ganando menos de un dólar diario, cantidad totalmente insuficiente para satisfacer las necesidades más elementales de salud, alimento, casa, vestido y educación. Esto nos habla de un mundo con un mal corazón, una sociedad indiferente ante la idea y la práctica de las obras de misericordia y una pequeña élite que sigue grabando los jeroglíficos de su permanencia eterna.

¿Cómo se alcanza la cima de la pirámide de la riqueza y el poder? ¿Es accesible a una persona común o deriva de una especie de estirpe humana? Las élites basan su poder en ofrecer al pueblo la satisfacción de sus necesidades, por tanto, se enfocan a delinear permanentemente el tipo de bienes y servicios que el pueblo, ocupado en sobrevivir, deberá pensar que requiere. Por tanto, no se trata de necesidades reales, sino inducidas mediante procesos alienantes. Esta situación que no puede negarse de ninguna manera, constituye la esencia del sistema político y económico contemporáneo. Pero los genios del sistema basado en la producción y consumo, que utilizan la ciencia y a los científicos, para generar tecnología en un proceso sin fin, desempeñan muy bien su papel. Así por ejemplo, el televisor más avanzado no sólo debe mostrar las imágenes y los efectos más realistas logrados hasta la fecha, requieren también prever con precisión su corta caducidad y en esto el mercado deberá tener ya en los almacenes tal vez un mínimo de aparatos de dos generaciones adelante, listas para el nuevo ciclo de ventas en el momento justo para sustituir a los televisores del día de hoy, es decir, los objetos deberán ser consciente y premeditadamente desechables. Cierto que esto también ocurre con las medicinas, los autos, los equipos domésticos y en general con todos los artículos eléctricos y electrónicos del mercado tecnológico, sin los cuales una persona podría caer literalmente en depresión.

Sin embargo, la fórmula mágica para detentar el poder se llama sistema financiero, con un poder supranacional que alcanza al interior de la misma Organización de las Naciones Unidas como el Banco Mundial, que a través del Fondo Monetario internacional desempeña la función de asistir financiera y técnicamente a los países en desarrollo, con la noble labor de reducir la pobreza con préstamos de bajo interés, objetivo vigente desde su fundación en 1944. Se expresa que los fondos disponibles para los préstamos provienen de la venta de bonos propios en el mercado financiero mundial, pero hay ciertas condiciones que no dejan de ser interesantes: a) algunos inversionistas privados tienen acceso a la compra de los bonos, b) a los prestatarios normalmente se les carga un interés ligeramente superior al que debe pagar a sus propios accionistas, c) los préstamos sólo se liberan bajo compromisos políticos de tipo intervencionista signados por los países prestatarios, y d) las decisiones clave son tomadas por los países desarrollados que tienen inversiones privadas en el Banco Mundial. Círculo perfecto.

Desde luego que existen muchos casos en los que el financiamiento del Fondo Monetario Internacional ha ocasionado sinsabores, como daño ambiental masivo por instalación de empresas contaminantes justificada por la creación de fuentes de empleo favoreciendo claramente a los países industrializados, provocando deforestaciones masivas, alteración de cuencas, abuso en el consumo de recursos hidráulicos, contaminación por aguas de minas, depósito arbitrario de residuos peligrosos, cambio de uso de suelo, gasto excesivo de energía a bajo costo, que afectan seriamente a los países a los que se está pretendiendo ayudar. Además, a fin de sostener gobiernos parciales a los intereses de los prestadores, no se tiene empacho en apoyar a dictaduras que violan los derechos humanos. Finalmente los resultados saltan a la vista, pues los países deudores, en lugar de avanzar en la solución de sus problemas estructurales amplían la franja de marginación y pobreza, con tal desaliento social que empuja a enormes masas poblacionales a migrar en busca de mejores condiciones de vida. Esto es el Banco Mundial, el dinero especulativo inclemente, libre de escrúpulos y remordimientos.

Guanajuato se precia de ser la nueva Detroit y de las gestiones que se realizan para promover la creación de empleo. Pero sabemos que se trata de capital golondrino, con inversiones privadas que buscan la instalación de empresas que los países desarrollados ya no quieren en su territorio, utilizando tecnología desfasada (la industria automotriz tiene lista la salida al mercado de vehículos de energías alternas, que pondrá a la venta en el momento que considere oportuno sin ningún miramiento), pagando salarios hasta siete veces menores por el mismo trabajo que los obreros realizaban en las matrices, uso excesivo de energía eléctrica, concesiones extraordinarias en el pago de impuestos, y lo más lamentable, la imposición de programas de nivel superior para la formación de recursos humanos adiestrados en tecnología a punto de ser obsoleta.

¿Por qué no empezar a sentir misericordia por nosotros mismos? Ama a tu prójimo como a ti mismo, señala el principio cristiano fundamental. El aislamiento, el egoísmo, la desesperanza cierran los ojos a la humanidad, al autoconocimiento, al amor por uno mismo, a tratar de dejar un mundo mejor al que nos toca habitar. Las tendencias reales en el avance de nuestro sistema político y económico depredador son verdaderamente alarmantes… Me lo digo frente a la pantalla del celular enviando y recibiendo mensajes WhatsApp, camino a casa en el auto navegando con gps, escuchando música en el iPod.