Candil de la Calle

Semáforo en rojo

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Semáforo delictivo Foto EspecialTres personas fueron asesinadas cada día del mes de mayo pasado en el estado de Guanajuato: 233 asesinatos se cometieron en esos 31 días en el territorio estatal.

Esta es la cifra más alta en lo que va del año. No hemos llegado ni a la mitad, y nuestro panorama en materia delictiva no pinta para mejorar.

En el mes de mayo, dice un indicador denominado “Semáforo delictivo”, varios delitos como los homicidios, los robos a negocios y las lesiones se ubicaron en rojo.

El Semáforo delictivo es una medición que desde la sociedad civil, interpreta de una manera muy simple o entendible los datos y estadísticas del Sistema Nacional de Seguridad Pública, y establece algunos estándares o parámetros basados en la sencilla clasificación de los colores verde, rojo y amarillo, para pasar de las cifras menores a las mayores, respectivamente.

Homicidio, secuestro, extorsión, robo a vehículo, robo a casa, robo a negocio, lesiones y violación son reportados mes con mes en la interpretación de las estadísticas oficiales, dato importante.

En principio, hay un crecimiento en los índices delictivos en comparación con mayo del año pasado.

Sólo en Acámbaro, nueve personas fueron asesinadas en el mes de mayo, y otras 10, sólo en Salamanca en el lapso de ese mes.

De los 233 homicidios de mayo, 88 fueron dolosos y 145 culposos.

En los primeros cinco meses del 2016, hay que tenerlo muy presente, 403 personas fueron víctimas de asesinato.

Guanajuato se ubicó en el lugar 14 (de 32) por estos homicidios, y en el lugar 19 por el número de denuncias por robos de automóviles.

Permanece por debajo del sitio 25 (eso también hay que saberlo) en otros delitos como la extorsión y el secuestro.

Caso por caso, uno a uno o de dos o tres al mismo tiempo, los medios de comunicación registramos las historias que contrastan casi hasta el ridículo con el discurso del Guanajuato seguro, contraste que viene desde hace tiempo pero en los últimos meses ha llegado al exceso, porque ese discurso ya nada tiene que ver con el día a día de los guanajuatenses.

Vaya, ya no se lo cree nadie.

Por supuesto, para entender la magnitud del fenómeno delictivo en la entidad, las cifras deben ser traducidas en nombres, personas, rostros, hombres, mujeres, ancianas, niños, cuyos asesinatos trastocaron ese entorno íntimo, familiar, pero también social.

Para quienes aún dudan de los motivos del encono, de la protesta, de las ganas auténticas de salir a reclamar, no hay nada más cercano a los rostros detrás de los números que una madre cuya hija fue asesinada, estrangulada por el hombre del que estaba separada; una esposa cuyo marido fue asaltado y apuñalado, o recibió un disparo errático cuando caminaba por la calle o conducía su automóvil.

Todos son escenarios reales que no se quedaron dentro de cuatro paredes, ni son “hechos aislados”, ni se refieren todos  a “gente que anda en malos pasos”, como prejuiciosamente expresara hace unos días el gobernador Miguel Márquez.

El mismo que, por lo que se ha documentado en abundancia en temas como los terrenos para Toyota, no es que ande en muy buenos pasos que digamos.