MI ABUELO

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Hace poco mi abuelo murió. Desde entonces, pasar enfrente de su casa ya no es lo mismo. Las ventanas siempre están cerradas, no es como antes que a través de ellas abiertas podías ver al abuelo perfectamente mientras miraba la tele o leía el periódico. Entonces yo entraba corriendo y él muy contento me abrazaba y me pedía que le platicara de dónde venía y qué había hecho durante el día.

Modesto Ortiz (Foto: Igeteo)
Modesto Ortiz (Foto: Igeteo)

Desde que se ha ido, también las risas y las voces han desaparecido, y todo lo que quedó fueron recuerdos viejos y un montón de cuadros que pronto estarán llenos de polvo y telarañas.

Su casa siempre estaba llena de canciones y poemas que alegraban por completo tu día. Pero todo eso ya terminó: las canciones, los poemas y las historias…todo se acabó en unos cuantos días.

Dicen que ahora él se encuentra bien, que lo acompañan personas queridas que murieron antes de él. La muerte es otra vida distinta a la de acá, en donde solamente queda bailar ballet con fuerza porque a él le gustaba verme en las presentaciones… y cerrar los ojos al pasar por su casa para no mirarla vacía de él.