¿Alguna vez se han preguntado por que cuesta tanto el espacio? Pagamos por él todo el tiempo aunque vayamos a utilizarlo por un periodo corto, al viajar en el transporte público, el costo adicional por una cerveza consumida en un bar, al entrar a un evento, cuando usamos un estacionamiento, la cama de un hospital o de un hotel, tan sólo por mencionar algunos. Como ejemplo de esto, una vez visité un centro comercial donde no existía una triste banca en la cual pudiera esperar la hora para entrar al cine que no tuviese como condición de uso el comprar algo en el local al que pertenecía.
Somos seres materiales, en el sentido de que por lo menos físicamente ocupamos un lugar, se nos puede medir y si nos tocan nos sentimos y una de las propiedades más molestas de esta condición, es el hecho irrebatible de que no podemos ocupar al mismo tiempo el lugar de otro cuerpo, por si esto fuera poco además necesitamos infinidad de objetos que compiten con nosotros para ocuparlo.
A mayor cantidad de personas concentradas en un punto el espacio alcanza precios astronómicos, entonces el tamaño de la casa, del auto y en general del sitio que se ocupa o se posee se convierte en una cuestión de estatus, incluso en una oficina donde el cubículo del jefe es el más grande y por el otro lado la pobreza implica en estas zonas graves problemas de hacinamiento que tienen consecuencias mucho peores que vivir apretados.
La cuestión aquí es que, no sólo ocupamos un lugar como una maleta inerte sino que además como seres vivos y además sociales, necesitamos mucho más espacio que aquel donde caben nuestros cuerpos para jugar, para trabajar, para transitar, para descansar y para reunirnos y cada uno de estos tipos de uso del lugar requieren condiciones especificas para poder funcionar adecuadamente, por eso es que es tan molesto caminar por una calle donde están trabajando, correr en un sitio cerrado o tratar de trabajar en un parque.
En este marco el espacio público adquiere una relevancia colosal, que es la de brindar un sitio complementario al espacio a la venta que sirva para poder ejecutar todas aquellas actividades que nuestros sitios privados no nos permiten hacer. Como dato curioso les digo que en las colonias con más altos índices de marginación se construyen, con no malos resultados, infinidad de parques para tratar de mejorar su vida social.
