Candil de la Calle

Una luz para Lucero: un largo y trabado proceso en busca de justicia.

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A unos cuantos días de que se cumplieran tres años, tres, de aquél momento en el que Luz Salcedo Palacios y Miguel Ángel Jasso Manríquez, ambos de 18 años entonces, protagonizaron el incidente violento que se conoció públicamente y desató la discusión social centrada en la decisión de una mujer de elegir y decir “No”, un tribunal dictó sentencia condenatoria a Jasso, al encontrarlo culpable de intento de violación y lesiones.

Lucero destacadoPara que esto sucediera se debió recorrer un largo camino, intrincado para ambos jóvenes: ella señalada por su inaudita decisión de hacer pública una agresión tan normalizada en el ámbito de lo privado, por su inaudita decisión de ejercer su libertad sexual, inaceptable en la esfera social en la que esta libertad suele traducirse en inmoralidad.

Él, por su respuesta violenta a un rechazo, en un entorno que lo criticó tanto como lo respaldó –en esa ambivalencia en que navegamos, entre la misoginia tradicional y la veneración que hace fiesta nacional el 10 de mayo- ; tras las rejas durante más de dos años y 5 meses sin posibilidad de llegar también ante un jurado por la evidente conducta antiética de sus abogados, que alargaron y alargaron innecesariamente y en perjuicio de ambas partes esta historia, para luego abandonarlo en el primer día del juicio, la estocada final, incomprensible y absurda.

Jasso está libre. Es decir, fuera de prisión. Fue beneficiado con la semi libertad, por lo que cumplirá el resto de su sentencia acudiendo los sábados y domingos al Cereso.

Los tres años transcurridos exhibieron a un sistema de prevención, procuración e impartición de justicia lejos del modelo ideal para atender a las mujeres víctimas de violencia. El caso exhibió también las carencias del sistema de salud y las policías municipales, cuyo personal acudió colmado de sus prejuicios culturales y personales a atender a una víctima que fue revictimizada. Por ello, funcionarios estatales debieron disculparse públicamente.

lucero (22)La reconstrucción de ambos, de Luz y de Miguel Ángel Jasso, está por verse.   Imposible e indebido a ambos en la misma bandeja de secuelas. Él tendrá qué reconstruir su masculinidad libre de machismo y estereotipos de subestimación de la vida de las mujeres, tras recibir un castigo social por su conducta violenta.

Ella, tras afrontar inicialmente con valor su denuncia y la exposición pública, se ha asomado a otros abismos empujada por la indignante agresión que trastocó quien era, y de los que tendrá que alejarse para continuar.

“Después de estos 3 años, esperamos que esta sentencia sea ejemplar para la sociedad en general, que represente un hito en el acceso a la justicia para las mujeres y que brinde la confianza de las mujeres hacia las y los impartidores de justicia…”. Tales palabras fueron pronunciadas por la asesora jurídica de Luz como alegatos de clausura antes de que los jueces que conformaron el tribunal de oralidad emitieran la sentencia que condenó a Miguel Ángel Jasso a 4 años y 6 meses de prisión, de los cuales le fueron descontados los 2 años y 5 meses que ya había pasado en el Cereso de Puentecillas en la modalidad de prisión preventiva.

A nombre de Luz, a nombre de Las Libres, a nombre de las mujeres, la asesora dijo a los jueces: “El “caso Lucero” ha representado el miedo, la frustración, la lucha, el miedo,  el enojo, el dolor, que experimenta una mujer víctima de violencia en el camino hacia la justicia. Una mujer, en este caso de nombre: María de la Luz Salcedo Palacios”.