El Laberinto

Nadar en aceite

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Existen circunstancias que no elegimos, entonces tendremos que nadar en el aceite hasta la orilla más cercana o acostumbrarnos a la viscosidad.

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Imaginen estar nadando en una alberca que en vez de agua estuviese completamente llena de aceite, el ambiente oprimente, la densidad que atrapa, que le suma peso al cuerpo, tratar de desplazarse con mayor velocidad y encontrarse cansado de tanto moverse para descubrir que tan solo  han ganado unos cuantos metros. Lo sé, acabo de abastecerlos de un fecundo material para llenar sus pesadillas.

Resulta que nuestras habilidades, el tiempo y el esfuerzo que le dedicamos a cualquier empresa o relación con los demás no son los únicos factores que  determinan que tanto éxito tendremos pues también importa el medio en el que tratamos de hacerlo y las personas que nos ayudaran a lograrlo o con las que tenemos que lograrlo, porque no operamos en el vacío o en la soledad.

No importa si se trata de un avión cruzando el cielo, una corriente eléctrica  atravesando por el cableado, un ejército conquistando una ciudad o un psicólogo tratando de darle terapia a un paciente, todas tienen un factor común, para lograr el objetivo, ya sea este transformar o simplemente transitar deben enfrentarse a la resistencia, que es la oposición que presenta la contraparte ya sea con fuerza o pura inercia. A nuestra vez nosotros estamos resistiendo todo el tiempo al exterior.

La resistencia puede ser positiva cuando hace que el avión vuele o cuando permite que la corriente sea transmitida manteniendo el control, en el caso de los fenómenos sociales o interpersonales, depende de la parte desde la que sea vista, para los habitantes de la ciudad ocupada es fundamental pero para el ejercito que lo hace es mortal, en el caso del psicólogo la resistencia puede lastimar al paciente y evitar su curación.

Si alguna vez han intentado levantar una caja vacía con demasiada fuerza, estudiado 10 temas para un examen que solo tuvo dos o se han recargado contra un objeto muy ligero o contra una puerta abierta, sabrán que  el esfuerzo en exceso en un medio  flexible también causa contratiempos y es igual de improductivo que el nado en aceite. No oponer resistencia de ningún tipo en el trato social, nos convierte en sujetos amorfos y sin identidad.

Existen circunstancias que no elegimos, entonces  tendremos que nadar en el aceite hasta la orilla más cercana o  acostumbrarnos a la viscosidad, para las que podemos decidir, conviene pensar si sólo es resistente o si es francamente agresivo contra nuestra integridad, si el aceite en frío cansa, hirviendo nos va a matar.