El Laberinto

Conquista de códigos

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Por definición, pareciera que la palabra conquistar nos ofrece el listado de las opciones a través de las cuales podemos obtener el imperio sobre los demás, y son la violencia, la voluntad, la simpatía y el amor.

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Durante las campañas de Italia y Egipto, Napoleón Bonaparte hizo gala de sus conocimientos históricos y culturales de las regiones por las que iba pasando, apelando a sus valores, buscando puntos de contacto históricos y de costumbres para, dependiendo de las circunstancias, endulzar sus oídos con las promesas que deseaban desde hace mucho tiempo escuchar o intimidarlos apelando a sus más profundas debilidades y miedos para conquistarlos. A pesar de  la naturaleza corrupta de sus propósitos, buscaba que en su juego todos ganaran con él y sabia que la única manera de conseguirlo era hablando su mismo idioma.

Con el mismo idioma, no me refiero a que nuestro bélico personaje fuese un políglota, solamente hablaba italiano y un francés medio extranjero, más bien tenia la habilidad de la interpretación, que consiste en trasladar de una cultura a otra un significado, increíblemente necesario sobre todo cuando se trata de conceptos abstractos y no sólo de objetos materiales.

Resulta que no necesitamos irnos hacia lo desconocido como el famoso corso, si no que el otro puede encontrarse en el estado colindante, en la colonia vecina, en la casa de al lado o dentro de nuestro hogar. A diferentes edades, clases sociales, niveles de estudios y situaciones geográficas corresponden variadas escalas de valores y códigos de comportamiento y mientras no entendamos eso, estamos condenados a hablar diferentes idiomas, incluso con las personas más cercanas, y a carecer de autoridad moral sobre ellos.

Ante este obstáculo resulta imposible comprender el sufrimiento ajeno, la naturaleza de los enojos, el origen de los problemas o la motivación de las acciones, en otras palabras se vuelven desconocidos y corremos el riesgo de ser injustos o demasiado blandos con ellos. En las escuelas secundarias los mayores problemas disciplinarios nacen de la lo estéril de una serie de sanciones que no funcionan por que juzgan a los adolescentes con los códigos de los adultos y los engrandecen ante sus iguales, lo mismo ocurre cuando los votantes pretenden castigar a los votados o cuando el gobierno intenta convencer a la población sobre la adopción de ciertas medidas,

Por definición, pareciera que la palabra conquistar nos ofrece el listado de las opciones a través de las cuales podemos obtener el imperio sobre los demás,  y son la violencia, la voluntad, la simpatía y el amor, las más duraderas son aquellas que logran influir en el ánimo de conquistado transformando su reticencia o indiferencia en convicción, punto para el Señor Bonaparte… por lo menos en sus inicios.