Histomagia

Mirándolo dormir

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Ver pasar a la Llorona afuera del mercado Hidalgo, ver caminar al Charro Negro ahí por Pastita y que se vaya a meter a una de las tumbas de San Sebastián o sentir que por lo callejones siempre alguien te acompaña, son el pan nuestro de cada día, la cuestión es palabras mayores cuando te sientes acompañado en una casa sola, donde tú y tu alma están solitos, sin dios y sin diablo, ¿será?

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Vivir la noche en Guanajuato no sólo es el estar en la fiesta que esta ciudad cosmopolita representa, si no convivir con los seres espectrales y fantasmales que hacen de la ciudad un lugar sui generis, pues todos y cada uno de los que vivimos aquí,  de una u otra manera, lo hemos vivido. Ver pasar a la Llorona afuera del mercado Hidalgo, ver caminar al Charro Negro ahí por Pastita y que se vaya a meter a una de las tumbas de San Sebastián o sentir que por lo callejones siempre alguien te acompaña, son el pan nuestro de cada día, la cuestión es palabras mayores cuando te sientes acompañado en una casa sola, donde tú y tu alma están solitos, sin dios y sin diablo, ¿será?

Yep, alumno mío, se vio envuelto en una experiencia tan aterradora que al contármela un temblor en su voz y en sus manos delató lo inolvidable que es ver seres manifestándosete porque sí.  Me cuenta que una noche llegó ya tarde a su casa y se fue a dormir a su pequeño cuarto que colinda con el patio de la casa antigua en la que vive. Debido a eso, en las noches calurosas de verano deja abierta la puerta y pone un mosquitero para que el aire fresco de la madrugada entre y así dormir plácidamente sin sofocos o golpes de calor non gratos en esta estación del año. Pues bien, él me dice que particularmente esa madrugada ya no podía conciliar el sueño, y desde su cama veía el mosquitero en la puerta que sólo mostraba la oscuridad abrupta de la noche total ahí afuera, ni una luz, ni luciérnaga, propias de esta temporada, hacían acto de presencia. Decidió voltearse hacia la pared y dormir de una vez. Con los ojos cerrados, cavilando en infinidad de momentos y demás, comenzó a dormirse, pero de pronto, su respiración acompasada se interrumpió al sentir que alguien lo está observando; amodorrado se incorpora recargándose en su brazo y voltea a un lado y otro de la recámara para ver si alguien se había metido a robar o algo, pero no, no había nadie ahí. Se vuelve a acostar y se gira para quedar de frente a la puerta y es entonces que ve cómo detrás del mosquitero,  estaban unos ojos rojos que lo miraban fijamente, él se talla los ojos no dando crédito a lo que veía, y sí, ahí están, esos ojos que lo miraban con una especie de odio, de reproche, de  querer hacerlo su presa. Espantado Yep, se cubre la cara con la sábana y decide no hacer caso a lo que ha visto, se lo atribuye a la imaginación.

Al siguiente día, se olvidó del incidente por la mañana, pero luego, al caer la noche, sus miedos se hacen presentes al ya estar en su cama para dormir, y ahora, sin aviso alguno de presentimientos, aparecen esos ojos detrás del mosquitero, ahí en la parte de afuera, viéndolo de la misma manera. Los días pasan y cada noche esos ojos siguen observándolo dormir. Hasta que una noche, desesperado por no querer volver a vivir esa experiencia, decide pedir ayuda a una de sus tías, y decide que al otro día irá a verla. Y así lo hace. Su tía le aconseja que ponga un recipiente con agua y un huevo debajo de su cama, que entienda que muchos seres así se mantendrán a raya y no podrán acercársele. Y esa noche Yep pone esa protección debajo de la cama y decide ya dormir tranquilo por primera vez en muchos días. Y sí, ya era de madrugada y él estaba en la duerme vela, cuando siente que otra vez lo miran, él, ya a este punto acostumbrado a esos ojos carmesí, voltea para verlos detrás del mosquitero, pero, esta vez, no estaban ahí. Cuando voltea a ver hacia la puerta, ve que esos ojos ahora están dentro de su recámara, más cerca de él, mirándolo tan fijamente que se veía cómo pequeñas llamas salían de esa mirada de fuego. Aterrado por la cercanía de este ser, decide mejor voltearse hacia la pared y no verlo más, con la esperanza de que así se fuera a ir de allí, y entonces se aferra a la idea de la protección bajo su cama y ruega a Dios que realmente funcione para ayudarlo en esa experiencia tan espantosa, en eso está cuando de repente escucha en su oído una voz masculina que le dice : “gracias” y en ese instante, él voltea con horror a enfrentar y ver quién le había dicho esa palabra, pero voltea y en su cuarto ya no hay nadie ni nada de ojos rojos. A la mañana siguiente, ve su protección y el agua estaba de color negro, el huevo tronado era como ceniza de tan negro que estaba, decidió seguir las instrucciones de si tía que era el ir a tirarlo lejos de su casa para que así todo volviera a la normalidad y, así lo hizo, fue a tirarlo y la normalidad volvió a su vida.

No sé qué es lo que fue ese ser de ojos rojos que visitó a mi alumno, lo que sí sé es que no todos los fantasmas benignos se manifiestan como un ser vaporoso blanco o gris o como cuando estaban vivos, no, ahora sé que unos simples ojos rojos pueden pedir ayuda para su descanso eterno como lo hizo este ser con Yep ¿quieres ver dónde sucedió esta terrorífica experiencia? Ven, lee y anda Guanajuato.