Histomagia

El fantasma de la universidad

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Ya sola comenzó a escuchar que alguien hablaba, volteó y no vio a nadie, pensó que eran sus amigas que querían jugarle una broma…

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Guanajuato es una ciudad universitaria. La Universidad de Guanajuato es la casa de miles de estudiantes que cada temporada de vacaciones, como población flotante, regresan a sus lugares de origen para descansar de tantas tareas, noches de insomnio por elaboración de proyectos y de los exámenes finales que los llegan a estresar tanto que en verdad para ellos es un remanso regresar a la casa paterna.

El Edificio Central de la Universidad alberga, desde hace mucho tiempo, la Facultad de Derecho que es una de las primeras ofrecidas en la institución, hoy perteneciente a la División de Derecho, Política y Gobierno del Campus Guanajuato. Una exalumna mía, Ella, estudia en la actualidad el segundo semestre y en estos días ya ha estado trabajando en sus exámenes; las clases ahí son realmente abrumadoras, pues en estas fechas se acentúa mucho más el trabajo académico y de investigación, por lo que ya es imposible faltar a clases pese al cansancio y el frío que azota ahora el gélido edificio, símbolo del conocimiento y estudio en el estado.

Me cuenta que esta semana pasada, salió ya tarde de una de sus clases, a las nueve de la noche para ser exactos. Me dice que ese día, extrañamente todos salieron de inmediato del aula y que ella se quedó en el salón para acomodar sus útiles en su portafolio. Ya sola comenzó a escuchar que alguien hablaba, volteó y no vio a nadie, pensó que eran sus amigas que querían jugarle una broma; siguió guardando sus cosas pensando en que no iba a entrar en el pésimo juego de sus amigas, sonrío y siguió en lo suyo. En eso estaba, cuando de repente sintió cómo la miraban, como si alguien estuviera detrás de ella; miedosa, mi exalumna, decidió darse prisa y salir ya de ese salón. De pronto, las persianas comenzaron a moverse, primero lentamente y luego con fuerza chicoteándose contra la pared, Ella sabía que estaba sola, que no había nadie ahí; presa del pánico agarró su portafolio y se dirigió rápidamente a la puerta, el sonido de las cortinas que pegaban en la pared le llegaban a sus oídos, la aturdían tanto como los gritos de sus compañeras que le decían que ya no jugara, que se saliera, que qué estaba haciendo en el aula, es entonces que Ella trata de abrir la puerta y no puede, extrañada vuelve a intentar abrirla, pero siente cómo una mano detiene la hoja de la puerta, con terror y a punto de llorar, jala una y otra vez, sus amigas se reían afuera, y le decían que se diera prisa que ya no jugara con la puerta, ellas no sabían que su amiga estaba luchando por salir y desprender a ese ser de su lado, pues a este momento ya sentía el vaho del ente que la tenía prisionera en el salón.

Ella resignada cierra los ojos y en un último intento jala con todas sus fuerzas la puerta y es de esa manera que logra abrirla y salir precipitándose sobre sus amigas, quiénes al verla toda pálida acuden a su auxilio y la abrazan.

Ella me dice que de seguro quien estaba ahí era el Padre Mangas, espíritu que desde hace muchos años vaga por el Edificio Central universitario, pues fue ahí donde pasó sus últimos años de trabajo. No se atreve a pensar que en la universidad haya demonios o seres de bajo astral que convivan con todos ellos cada semestre, pues le faltan varios años ahí, y mejor quiere pensar que es el Padre Mangas que desde hace años es el fantasma que cuida del Edificio central.

El padre Marcelino Mangas, conocido como “El Padre Mangas”, estuvo al frente de la institución por 28 años como Rector, maestro y benefactor de la Máxima Casa de Estudios, de hecho existe un busto en el Edificio Central de la Universidad como un reconocimiento a su ardua labor. De él se cuentan fantasmales apariciones en todo el inmueble, desde que sólo pasa caminando por los salones y pasillos, hasta los que hoy me ha contado Ella. ¿Te gustaría conocer al Padre Mangas? Ven, lee y anda Guanajuato.