Histomagia

Alan

Compartir

He sabido de muchas historias como la de Alan, pero está es impresionante porque, aunque haya templos e iglesias y espíritus positivos, siempre habrá espíritus negativos, fantasmas, espectros que acechan y juegan con los vivos…

Compartir

Guanajuato está en el centro del país, de hecho, la montaña de Cristo Rey se dice que es el ombligo de México, es la mejor forma de estar espiritualmente cerca de Dios, y la verdad vivir aquí en una ciudad rodeada de iglesias, te reafirma, de una u otra manera, la necesidad de creer en algo que no es físico, algo que confirma la magia de este asombroso lugar. Lo que sucede es que si hablamos de lo espiritual todo mundo habla de sentir el espíritu de Dios, de tratar de sentirse bien con la limpieza del espíritu, es lo común, pero la magia aquí aplica cuando nos damos cuenta que pese a todos los lugares sagrados hay espíritus que se aparecen aún en las iglesias, espíritus que buscan no el bien sino el mal.

Me cuenta un alumno, Alan, que cuando él era monaguillo en la iglesia de La Compañía de Jesús ubicada en el centro de Guanajuato, vivió una experiencia extranormal. Me dice que una de esas veces que ya no hay nadie y que tienen que cerrar el templo, él, junto con otro compañero, se reparten las tareas y mientras uno va a la sacristía a poner todo en orden, otro va a cerrar las dos torres que se comunican y dan directamente a donde se ubica el coro en la parte de arriba. Una de las torres es la entrada y otra es la salida, por ende, hay que pasar inevitablemente por ellas cada noche que cierran la iglesia. A Alan entonces le tocó cerrar las torres, como casi siempre, así lo hizo, subió por la torre de siempre, cerró arriba, bajó entonces para salir, pero, como a la mitad de las escaleras de caracol hay un puertecita que comúnmente está abierta, esa noche, ya en la penumbra de la torre por la poca luz que quedaba de las velas, notó que la puerta estaba cerrada, para él le resultó ser parte de una broma que su amigo encargado de la sacristía le quería hacer, pues la puerta en cuestión es pesadísima y además siempre la tenían que tener atorada con una piedra para precisamente evitar que se cerrara. Se acercó a ella e intentó abrirla, en eso escucha claramente que alguien baja el resto de la escalera para salir ahí, es entonces que Alan piensa que su amigo es quien ya en serio le estaba jugando una broma, entonces le grita y le dice que ya deje de jugar que no le cierre la puerta, que le ayude a abrirla, él ya en una penumbra total escucha que los pasos se alejan. Alan comienza a hacer esfuerzos para abrir la puertecita, pero es imposible, no puede. Enojado decide hablarle por el celular a su amigo para que ya venga por él, pues ya con miedo ante la oscuridad que se acercaba, decide parar la broma. Saca su teléfono y está por marcarle cuando de repente escucha cómo unas fuertes pisadas van bajando hacia él, esas pisadas fuertes, se aproximan lentamente, Alan no puede creerlo y horrorizado le marca a su amigo diciéndole que venga  por él que algo está bajando la escalera y que ya venga a abrir la puerta que cerró, su amigo le dice que él nunca cerró la puerta, pero que ya va de inmediato, Alan grita que ya fuera, que ese ser estaba tan cerca, lo podía sentir arriba a unos cuantos escalones en el silencio lúgubre de la iglesia. Desesperado, y en el colmo del horror, Alan patea la puerta justo en el momento que su amigo la jala, se abre y Alan y su amigo salen corriendo de ahí, no es posible que lo que fuera que sea, esté aún ahí en la iglesia. Alan le cuenta todo a su amigo, el miedo los invade a los dos y deciden salir de inmediato de ahí. Cierran el templo, y ya más tranquilos piensan que fue su imaginación, de repente oyen cómo es que adentro de La Compañía se escucha que mueven las bancas, que alguien comienza a oficiar misa, que alguien jala el portón del otro lado deseando abrir la puerta, desesperados huyen de ahí y se refugian en sus casas. Alan ya no quiso ser monaguillo.

He sabido de muchas historias como la de Alan, pero está es impresionante porque, aunque haya templos e iglesias y espíritus positivos, siempre habrá espíritus negativos, fantasmas, espectros que acechan y juegan con los vivos, manifestándose en un juego macabro para poder hacerse presentes en su infinita actividad espiritual al quedarse atrapados en esa dimensión en la que no pueden salir. ¿Quieres conocerlos? Ven, lee y anda Guanajuato.