Histomagia

Viaje atemporal

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Mi amiga comenzó su vida tormentosa desde el vacío que se sentía en esa casa y que se hizo uno con su propio vacío…

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A Eugenia

La historia que contaré hoy es una de las que me han dejado pensando en qué tan cierto es que el mundo en Guanajuato es otro, es el que no deja de sorprendernos porque los relatos de seres fantasmagóricos que viven en el presente aquí, en esta mágica ciudad, abundan. Cada relato da cuenta de una experiencia paranormal que incluso los incrédulos en estas historias, ponen en tela su propio juicio al creer por lo dicho y quedarse mejor con la evidencia inexistente.

Me cuenta Eugenia que en este momento de su vida la recurrencia del pensamiento suicida, por las lecturas que ha realizado desde filosofía hasta literatura, le refuerzan la idea de quitarse la vida: “¿Qué es la vida? Sólo un paso efímero aquí, no en otro lugar, sólo aquí”, insiste mi amiga, pero esta idea iba a cambiar pronto su propia existencia.

La casa en que Eugenia vive es una casa muy antigua, se dice que ahí vivió un escritor muy famoso atormentado por sus ideas de saber si existe la vida después de la muerte, qué hay del otro lado al fallecer. Angustiado por su vida cotidiana, escribía sobre lo difícil que es acceder a las palabras desde el caos que provoca el ser único desde sí mismo en su propia angustia. La soledad en que vivía para él era imponente y lo inmovilizaba ante la posibilidad de estar vivo; por ello, una noche, decidió contundente que lo mejor para sí, era quitarse la vida. Y así comenzó el vaivén de pensar en las mil y un maneras que existen para tomar su propia existencia en sus manos. Decidió beber veneno, sería un poco doloroso, pero si la muerte no duele, quería sentir el dolor de perder la vida con los estertores finales: la vida es una mejor forma de morir, pensó en el último instante, pero era demasiado tarde, ya estaba en sus últimos suspiros, no puedo vivir. Pasó el tiempo, un siglo para ser exactos y… apareció Eugenia dispuesta a rentar esa casa y no otra. Las cosas pasan por algo.

Dice Eugenia que cuando ella llegó a habitar la casa, los anteriores arrendadores le dijeron que ahí había un fantasma, ella incrédula y en tono de broma les dijo que les agradecía le dejaran al inquilino, pues así ya no estaría sola. Palabras mágicas que le dieron entrada y permiso al fantasma pues acabando de decir eso, un ventarrón helado entró por los balcones agitando las cortinas, las personas se retiraron inmediatamente, Eugenia ya no pudo decirles adiós.

Mi amiga comenzó su vida tormentosa desde el vacío que se sentía en esa casa y que se hizo uno con su propio vacío. Ella no quería creer esas historias, así que decidió esperar esa noche a ver lo que sucedía, por lo que se quedó escribiendo sus reflexiones a media luz, en el estudio; escribía y de pronto escuchó pasos cercanos, volteó de inmediato a la puerta  y ahí en el quicio estaba de pie aquél escritor, Eugenia pensó que era alguno de los anteriores inquilinos y le invitó a pasar, el fantasma se adentró a la estancia levitando, mi amiga no daba crédito a lo que veía, pero ante su crisis existencial esperó a que él le dijera algo, sin embargo, él no le dijo nada, sólo hubo comunicación telepática: “la vida es para morirla, debes salir de aquí, esto no es nada, lo sabes, acompáñame en la muerte”, Eugenia ahora sí asustada y ya en crisis existencial, sólo tuvo a bien responderle que no, que gracias, que ella haría su proceso de muerte o de vida, que es su propia decisión, de inmediato el fantasma del escritor se esfumó, y desde esa noche, Eugenia espera a que regrese y le explique su viaje atemporal en su muerte ¿es perpetua? porque si es así es otra forma de vida y lo que Eugenia menos quiere es vivir. Sin embargo, lo impactante de esta historia es la manera en que el fantasma de esa casa quiere que ella cometa suicidio, tal vez es porque en su último suspiro el escritor quiso vivir un poco más su propia muerte prolongando su vida, él decidió el irse, y ahora no quiere que nadie que ocupe esa casa viva la vida sino la muerte. Para Eugenia vivir la muerte no está en sus planes sólo retirarse a lo que ella cree es la nada, ¿será que esa ínfima posibilidad existe? ¿será?

Yo le digo a Eugenia que la vida es para estar aquí por un rato, nuestro cuerpo tiene un reloj biológico que solito se apagará, que mientras viva, ame lo que hace, que la vida puede sorprenderla al viajar, al amar, y al expresar lo que piensa a otras personas, como lo hago ahora ¿Quieres conocer a Eugenia? Ven, lee y anda Guanajuato.