Histomagia

Atrapado

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Soñar vívidamente es una de las experiencias recurrentes que te dejan sin aliento, porque parece que todo lo soñado en realidad sucede…

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En Guanajuato las noches son hermosas, a veces con viento que hace pensar en tomar un sueño profundo, acurrucado en tu cama, y sí muchas de las veces lograr dormir y soñar, pero otras veces duermes y parece que todo toma vida, incluso tú.

Esta historia me la ha contado uno de mis alumnos, Fernando. Le sucedió una noche del 16 de septiembre; en México se hace algarabía por las fiestas patrias que conmemoran la Independencia de nuestro país, es por ello que esa noche había una fiesta muy cerca de su casa en la calle panorámica, que rodea por los cerros, toda la ciudad de Guanajuato, el salón de fiestas queda cerca lo que provocó que toda la calle se llenara de automóviles. Su padre, al llegar con el coche, no podía entrar a la cochera debido a que estaban estorbando la entrada, por lo que de inmediato el señor fue al lugar de la fiesta a pedir de favor que movieran un auto y lo dejaran entrar a su casa.

El dueño del coche -quien ya estaba muy ebrio- complicó las cosas por tener una actitud demasiado agresiva, su padre, al no poder hacer nada, solo se limitó a observar cómo movía el auto, mientras, en su borrachera el sujeto lo amenazaba diciéndole que tarde o temprano se la iba a cobrar. Su padre no hizo caso, metió el carro a la cochera, entró a su casa, y se dispuso a descansar.

Ya todos en la familia estaban dormidos, cuando de repente en la madrugada, Fernando escucha un golpe muy fuerte que provenía de la cochera, despertándose de inmediato y mientras recuperaba la visión en la oscuridad, escuchó claramente la voz de su padre diciendo: “Fernando, el señor borracho le está haciendo algo al coche”.

En cuanto escuchó eso, le sucedió algo bastante perturbador: se quiso levantar, pero no podía o no del todo, solo podía levantar un poco el torso, pero no las piernas ni los brazos, fue cuando, en una especie de duermevela, quiso recuperar el dominio de su mente y su cuerpo, pero el miedo y terror que le provocaba el no poder moverse por completo lo angustiaba. Ya despejando su mente, trató de pensar un poco, no entendía lo que le pasaba, y fue que recordó que de seguro se le había subido el muerto. Se acostó por completo, quería recuperar su movilidad, en verdad solo quería pensar que era solo cansancio, cuando de la nada volvió a escuchar la voz de su padre, pero ahora con un grito de desesperación donde sólo pronunciaba su nombre. En el colmo del horror, Fernando decidió levantarse con todas sus fuerzas, sintió el piso frío, observó su cuerpo y podía moverlo ya, ni tardo ni perezoso corrió hacia donde escuchaba la voz de su padre, y al pasar por la cocina agarró un cuchillo, para poder defender su casa de ese tipo agresivo  y corrió descalzo hasta la puerta principal, y grande fue su sorpresa al ver que nadie, absolutamente nadie estaba despierto, estaba ahí completamente solo, sin fiesta, ni el señor alcoholizado, volteó a la calle y estaba sola, ni un alma, sólo la de él que, desde ese día se quedó profundamente perturbada.

Es muy interesante saber que estos casos de sueños vívidos son recurrentes, pero lo que es muy difícil de explicar es esa inmovilidad que muchas veces aprisiona no el cuerpo, si no el alma de quienes viven tan intensamente estas experiencias de seres que los acechan o peor, los acompañan siempre, sin darse cuenta. ¿Quieres conocer a Fernando? Ven, lee y anda Guanajuato.