El Hilo de Ariadna

Laura Esther, gacela de oro

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Al comenzar las notas del Himno Nacional Mexicano, Laura Esther Galván, en lo más alto del podio de Lima 2019, dejó su habitual sonrisa y su mirada se fijó en un sitio indefinido, en profunda reflexión. Tal vez recordaba cuando, de niña, subía a los árboles que rodean a su comunidad, o cuando ayudaba a su padre en las labores del campo o a su madre en la venta de productos agrícolas en la zona urbana de Guanajuato.

El hogar (Foto: ©Benjamín Segoviano)

La joven de 27 años, en un cierre trepidante, había ganado la medalla de oro en los 5 000 metros planos de los Juegos Panamericanos de la capital peruana, e hizo historia al convertirse en la deportista más destacada que ha dado su municipio.

Pero no llegó al mundo en la ciudad, sino en un poblado llamado La Sauceda, ubicado sobre la carretera que va de Guanajuato a San Miguel de Allende y Juventino Rosas, que combina la actividad agrícola con el reconocido talento de sus mujeres para preparar deliciosos desayunos que atraen cada día a cientos de visitantes.

Esa actividad, y la emigración a Estados Unidos, han salvado al lugar de la miseria que asuela a tantos sitios en el campo mexicano. Ahora, La Sauceda es famosa también porque ahí vive, en una modesta casa, la campeona panamericana de los 5 kilómetros, quien hizo el preescolar en el Jardín de Niños “José Vasconcelos” y la primaria en la escuela “Aureliano Esquivel” de la localidad.

Su familia (Foto: ©Benjamín Segoviano)

Su madre, la señora Andrea Rodríguez, no oculta la emoción que le produce el triunfo de su hija. Narra cómo desde pequeña llamó la atención de su maestra de Educación Física por su capacidad atlética. Ya a los 10 años pasó a la tutela de Cecilio Blancarte, y de su mano comenzó a destacar en competencias locales y regionales, al grado de que pudo viajar a torneos en países tan lejanos como Tailandia.

Estudió la secundaria en la ESTV 89, donde sus calificaciones la llevaron a integrar la escolta, pero nunca descuidó su entrenamiento ni sus competencias. Ingresó posteriormente en la Preparatoria Oficial de la Universidad de Guanajuato (UG). Sus continuas victorias en las carreras locales le ganaron el apodo de “La Gacela de la Sauceda”.

Un parteaguas

Al terminar el bachillerato, debió tomar una crucial decisión: interesado por su capacidad competitiva, un profesor estadounidense le ofreció una beca para estudiar en aquel país, donde además podría desarrollar su potencial deportivo. No sin cierto pesar, su mamá Andrea y su papá Ramón le dieron el necesario permiso.

Graduada de la ENMS GTO (Foto: ©Benjamín Segoviano)

Dejó amigas, familia y terruño, para embarcarse en una aventura que duró ocho años. Se graduó como Ingeniera en Alimentos y dejó de competir durante tres años para trabajar en una empresa de la especialidad en la Unión Americana, pero la pasión de su vida -el atletismo- y una promesa que hizo a su mamá la acicatearon para volver a México.

Regresó apenas en enero de este año. Casi de inmediato, se puso a las órdenes de su antiguo entrenador, “Chilo” Blancarte, para recuperar el tiempo perdido. Como ella misma dice, tenía que demostrarse a sí misma que aún podía destacar en competencia. Y lo hizo a lo grande.

En Lima, participó primero en los 1 500 metros planos, pero tuvo problemas para medir el ritmo adecuado y quedó a un puesto del podio. La revancha llegó en los 5 000 metros. Durante gran parte de la competencia, que consta de 12 vueltas y media a la pista, se mantuvo a la zaga. En realidad, la esperanza mexicana era la competidora de origen keniano Risper Biyaki, quien ya había obtenido plata en los 10 000. Pero la sorpresa llegó con la elegante zancada de Galván.

Ganadora (Foto: Igeteo archivo)

A falta de 800 metros, la “Gacela” inició la remontada, desde el séptimo lugar. A los 400 ya estaba en tercero y apretó el paso para rebasar a la canadiense Jessica Marie 0´Conell. En el último hectómetro, tomó la delantera, dejando atrás a la estadounidense Kimberly Conley. La representante del país de la hoja de maple hizo un último esfuerzo, pero el sprint de Laura Esther fue simplemente demoledor y llegó a la meta con notoria ventaja.

Al oír el Himno Nacional, ya con la medalla de oro al cuello, Galván dejó entrever su emoción por el triunfo, que provocó la alegría de miles de guanajuatenses. Hoy en día, nadie de su género en todo el continente, desde Alaska a la Patagonia, es tan veloz en los 5 kilómetros como la “Gacela de la Sauceda”.

Recibimiento (Foto: ©Benjamín Segoviano)

Es justo exigir que las autoridades, sean de la Conade, del Code o del Comudaj, le otorguen la merecida beca, porque la atleta dejó en claro que el apoyo que tuvo para ir a Perú fue prácticamente nulo. Una verdadera vergüenza.

PD: También es deseable que las autoridades de Guanajuato volteen a La Sauceda y dignifiquen la calle donde vive su mejor deportista, que ni siquiera está pavimentada, además de que la cancha donde entrena se encuentra en pésimas condiciones y es constantemente cruzada por transportes de carga. Es lo menos que puede hacerse.