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Dilema

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No se había sentido así desde hace diez años.

Recordó la crisis de Granjas Carroll, las llamadas de ejecutivos gringos a su clínica en el Golfo ofreciéndole dinero por detener la noticia. Las semanas de análisis de las muestras de desechos porcinos. La postura del Secretario Córdova que insistía que era H2N3 y su necedad, de recién egresado, en comprobarle que era H1N1.

Los intentos de Roeder, consultor de la ONU, en explicar en español a un grupo de médicos no epidemiólogos y políticos cómo el virus aviar podría haberse mutado en uno de los cerdos.

Miró a su hijita, sentada a su lado. Su inocencia era la del pequeño Edgar, el “paciente cero”, en el año 2009. “Hoy tiene la misma edad que tenía Edgar en ese tiempo”, recordó.

– ¿Estás enojado, papi? Preguntó la pequeña, con sus ojos llenos de inocencia ante la seriedad del doctor, ni tan joven, ni tan viejo.

– Solo un poco cansado, m’ija.

Luego de una década -y de haber sido uno de epidemiólogos más reconocidos-, lo habían recluido, al igual que a Córdova y a un millar de especialistas, en la ignominia. La importancia que se le otorga actualmente a tener los datos que quiere el Presidente y no los reales, puso otras veces en riesgo su permanencia en la clínica del centro de México, donde colabora. Revisó nuevamente los documentos que le había enviado Roeder, preocupado de que hoy, nadie en México atendiera las recomendaciones internacionales. Él le había insistido que ya no tenía nada que ver con la política, pero Roeder insistió aún más en enviárselos. Deseaba saber su punto de vista. Tan solo, dos semanas antes, el actual Secretario de Salud había cancelado una reunión con su oficina en las Naciones Unidas, por motivos personales.

“La Organización Mundial de la Salud declara pandemia…”

Los noticieros de todo el mundo dan cuenta de la cancelación de vuelos, reuniones, actividades académicas. Italia y otros países decretan la cuarentena. La agenda del Consulado en Quebec está libre por cancelaciones de los canadienses en el último momento, bajo instrucción de Trudeau: ninguna reunión hasta nuevo aviso.

Cerró los ojos.

– ¿Es nuevo el coronavirus?

– No, ya existían por lo menos seis tipos de coronavirus en el mundo. Pero sí, éste ha mutado – comentaba, horas antes, a uno de los últimos reporteros que se acordaban de su participación en el año 2009. Suspiró. Recordó a Edgar.

– Ajá

– La diferencia es que este virus se propaga más rápido que los otros, y su período de incubación va de 7 a 14 días, lo que hace imposible un modelo de predictibilidad del impacto al corto plazo. Quienes están en más riego más son los adultos mayores y los niños menores de un año…

– Ok, ok.

– Y personas con enfermedad crónica de cualquier edad.

– Una persona, ¿puede infectar a cuántos, y en cuánto tiempo? ¿1 a 1, 1 a 3, 1 a 10? – preguntó el reportero, hambriento de amarillismo

– Puede ser de 1 a 10. Pero si es lugar público cerrado, pueden ser más.

Estaba seguro que allí acabaría la entrevista. Apurado, recomendó cuidar la etiqueta en los estornudos (cubrirse con la parte interior brazo, no con la mano), evitar el contacto físico, portar alcohol y gel si es necesario para lavado de mano en las calles, y lavado en con agua y jabón a cada rato. Y cloro para limpiar las superficies inertes. Sabía que el reportero no le daría importancia.

– ¿Y va a tronar la economía nacional?

– Esa no es mi área.

– Entonces, ¿cuál es el riesgo?

– México tiene 1.4 camas de hospital por cada 100,000 habitantes, mientras que Alemania tiene 8. En algunos casos graves de COVID-19, se requerirá hospitalización. Suponiendo una propagación de 1 a 10 con el 1% de gravedad, de los 7 casos actuales se infectarían 70, que se descubrirían en dos semanas. Allí, ya habrían infectado a otros 700, y éstos a otros 7,000 ese mismo período. En menos de un mes, si no se toman medidas, tendríamos cerca de 70,000 infectados, y 7,000 requerirían camas.

– ¿Y hay suficientes?

– No sé cuál sea la ocupación actual. Pero tenemos alrededor de 1,300 camas en todo el país.

– ¿Se ocultan los casos?

El médico suspiró. Pensó en su hijita, en su mujer. En su trabajo. En decirle adiós al sueño de dejar su barba crecer.

En Twitter, Hashtag: #Coronavirus

Herramientas de información: Mapa de evolución del COVID-19: https://gisanddata.maps.arcgis.com/apps/opsdashboard/index.html#/ bda7594740fd40299423467b48e9ecf6 Entrevista. Hemeroteca.

Román Méndez es académico, investigador, administrador y empresario. Abogado penalista y criminólogo con Doctorados Honoris Causa en Derechos Humanos y Cultura de la Paz. Sígueme: Twitter: @Roman_Mendez Facebook: Román Méndez Correo: rgmendezn@icloud.com