Histomagia

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No sé, pero me imagino que Guanajuato ha sido soñado por muchos, tanto que al visitarlo, revive cada sensación que evocó al ver fotografías, videos, o escuchó relatos de sus familiares que han tenido la fortuna de haber vivido esta ciudad sus profundos misterios. Sí, uno de ellos es soñar. De hecho, una de las maneras más eficaces de hacer literatura, es sin duda ponerte a escribir lo que sueñas. Sí. El carácter onírico que revela entre simbologías mensajes ocultos de tu psique o de tus mismos miedos y terrores, los tienes al alcance de tu mano: tu mente en descanso, en reposo.

Cuentan que cuando tus ojos se cierran al mundo real en busca de descanso, realmente lo que haces es un viaje astral que te lleva a lo inimaginable porque es en los sueños donde ves de manera mágica, más que aparecidos o fantasmas, a tus seres  queridos que te dan la bienvenida a tu nueva vida. Otra hipótesis es que dichas visiones son recreadas por ti en tu imaginación, en tu subconsciente que se activa para poder, paradójicamente, descansar de las presiones y tensiones vividas en el día.

Recientemente estuve tirada en cama por una semana, gracias a una gripa sin precedentes en mi vida reciente. Mal y de malas: no podía hablar muy bien pues la ronquera se hizo presente, mi respiración fue un tanto afanosa, pues mis vías respiratorias intransitables por el aire, en fin, un cuadro con fiebre y todo el menaje que acompaña el caso. Pero tuve revelaciones en mis sueños. Soñé que descansaba plácidamente en un sillón de jardín, cerca de unas plantas de ornato, de repente se aparecían ente mí dos de mis perras ya fallecidas hace algún tiempo; llegaron haciéndome la fiesta como si me recibieran. Me dio mucho gusto verlas y que se acordarán de mí, pero…en ese instante,  me di cuenta y recordé –pues cuenta la leyenda que si salen a recibirte tus amadas mascotas es porque ya te vas a morir—que no era mi momento. De hecho les dije eso mismo: “No creo que ya sea mi hora ¿o sí? No sean así, espérenme a que deje bien a Alex (mi hijo), no creo que sea la hora de morirme”. Y así, en un tris, me desperté eso sí sudando y muy espantada, pero vi a mi hijo en su cama dormido, me relajé y pues sigo de este lado.

Creo que somos muchas personas que hemos cruzado sin querer esos umbrales entre la vida y la muerte, y en general, se dice que  se ve a los seres queridos que nos esperan para que nuestra transición hacia la otra dimensión sea menos impactante.

No creo que sólo en Guanajuato se den este tipo de experiencias, como seres humanos tenemos esa facultad de soñar, de revelarnos cosas a nosotros mismos, cosas que a veces no nos explicamos, no entendemos o nos negamos a entender. La vida no es como queramos, ni la muerte tampoco. Pero bueno, si hacemos caso a lo que los literatos dicen, Calderón de la Barco está en lo correcto: “La vida es sueño y los sueños, sueños son”. No sé, pero sería muy interesante que tú vinieras acá a esta ciudad de sueños y magia cuyos personajes simbólicos son literarios El Quijote y Sancho Panza,  a contarnos tu experiencia de recibimiento de tus seres queridos o de sus apariciones en sueños…igual y te haces leyenda y le dirás en un futuro a alguien: pero no me creas, ven, lee y anda Guanajuato.