Histomagia

RIQUEZA Y FUEGO

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In memoriam

Guanajuato es una ciudad minera, donde el oro y la plata se han dado como en macetas. Dicen que los antiguos guardaban monedas de oro llamadas centenarios en ollas de barro, cajas de madera, o simplemente enterraban el dinero en el suelo para poder conservarlo y luego gastarlo. El hecho es que en esta ciudad, con una historia tormentosa envuelta en independencias y rebeliones, las personas, quienes para no perder la riqueza obtenida, escondían sus tesoros en donde fuera, y como esta ciudad está construida en una cañada, los otrora ríos y sus lechos, ya están fincados bien agarrados en las piedras fuertes de peña que están en la rivera.

Denise, hija de una exalumna mía, me cuenta cómo es que su casa fue construida prácticamente en un lecho de río y de cómo le han sucedido cosas inexplicables. Sus experiencias recorren una vasta gama de hechos que van desde la aparición del espíritu de un hermanito no nacido, pasando por la aparición de seres espectrales malignos que no los dejan vivir en paz, hasta fenómenos extranormales como fuegos fatuos que les indica una riqueza escondida, una riqueza de un muerto que quiere obsequiársela a ella o a su mamá.

En el caso de los fuegos fatuos que para muchos en un plano más científico, son los gases que libera el metal y que al contacto con el oxígeno arden, para otros, no son sino la aparición inexplicable de llamas o llamaradas en casas, ríos o cualquier lugar que indican el lugar exacto de la riqueza, que como se sabe es para quien logra ver ese fuego del dinero. Y exactamente así le pasó a Denise.

Ella narra cómo es que cuando ella era niña y la casa estaba en plena construcción, una noche, sus familiares estaban platicando de cómo iba la obra pronto a terminar y ya estaban planeando la mudanza; Denise sólo hacía caso parcial de lo que ellas decían y de pronto ya no las escuchó más, de a poco los sonidos para ella se apagaron porque estaba absorta contemplando cómo es que del piso de una recámara se veía un fuego fatuo, asustada la niña señaló el lugar indicado, pero sus familiares, en un dejo de indiferencia, sólo le dijeron: “si es dinero, es para ti, a ti te lo quiere dar el muerto” y siguieron son su plática. Espantadísima corrió a las faldas de su madre a refugiarse cerrando los ojos para no ver más aquello que dicen era para ella. En instantes, ya más calmada, decidió abrir sus ojos y el fuego ya no estaba, no dejó ni sus rastros.

Pasaron los años, y ahora toda una señorita, dice que cada noche, cuando ya está dormida, la despierta el crepitar del fuego en el piso de su recámara. Relata que ese cuarto lo ocupaba otro de sus familiares, pero recientemente se lo dieron a ella. Curiosamente no recordaba nada de su infancia, pero una noche, volvió a ver lo que de pequeña vio: ese fuego abrasador. Dice que antes de ver el fuego, como una premonición, su cuerpo se estremece porque siente cómo es que algo o alguien se introduce en su cuarto sólo para verla dormir, y como ya han sido tantas visiones, ya mejor lo toma con calma, aunque sea mucho el miedo que sientan al aparecerse esta señal.

Ni su familia ni ella tienen idea de quién será el ser o ente que les quiere dejar una fortuna, pero de lo que sí está segura Denise, es que jamás va a levantar el piso de su habitación para tomar ese dinero, pues no atina cómo sería feliz si le acepta la riqueza al muerto, prefiere estar acompañada por él de aquí a la eternidad. ¿Quieres saber cómo es posible esto? Ven, lee y anda Guanajuato.