EL BALCON DE PALACIO. Después de año y medio de sesiones en línea y –porque no decirlo–, de vagancia legislativa; aún rejegos del regreso a las actividades presenciales, los diputados han tenido que apechugar y dar la cara aunque sea de manera parcial, a los medios de comunicación y la gente que demanda audiencia.
Ya con el semáforo en verde y el anuncio de que los alumnos estarán de regreso al 100 por ciento, en mes y medio en las escuelas, a los señores diputados no les quedó otra que aceptar regresar a los amplios salones y oficinas y no se diga al salón de Plenos que tiene el Palacio de la Enredaderas.
Hay que recordar que la pasada legislatura tuvo una baja en los legisladores y varios contagios positivos prácticamente de todos los partidos, además de que los trabajadores institucionales que se presentaron a trabajar por turnos, como medida preventiva para evitar contagios.
No se sabe a ciencia cierta, si desde el 25 de septiembre, hace casi dos meses, se han registrado nuevos casos, porque además ya la mayoría de las personas deberían estar vacunadas. Salvo los casos en que se han negado a hacerlo.
En la primera rueda de prensa con la Junta de Gobierno y Coordinación Política, lo que salió a relucir es lo acartonado y entumecido de los legisladores, para estar ante el reflector de las cámaras y los micrófonos de las grabadoras, en su versión de teléfonos “inteligentes”.
Se ha prometido que se fortalecerá el Parlamento Abierto que durante la Pandemia, con el pretexto de las medidas de prevención, solo quedó de dientes para afuera, ya se verá en las próximas semanas si no es el caso.
IBARGÜENGOITIANAS. El gobierno estatal salió temprano a tratar de atajar los delitos de temporada que son las extorciones y las estafas que se pretenden por todas las vías imaginables, incluido el secuestro virtual, una vez que la gente tendrá dinero por los aguinaldos y los bonos de fin de año.
Esto no quiere decir que estos delitos no se den en el resto de los meses del año, sino que simplemente se multiplican y diversifican en estas semanas, dependiendo del talento y las habilidades de las bandas criminales, que principalmente operan desde los centros penitenciarios del país.
Se dice que en muchos centros de reclusión hay montados verdaderos call center, dedicados a estas actividades ilícitas que se nutren principalmente de la información que las personas cándidamente subimos a las redes sociales, para prácticamente dejarlas al alcance de cualquier mente siniestra que tenga acceso a internet.
Las campañas de colgarle a la extorsión han sido intermitentes y limitadas, lo que reduce el efecto de crear una verdadera cultura de prevención para este tipo de delitos, vemos a la muchachada volcada en sus aparatos celulares de noche y de día cada vez más enganchados a sus redes sociales.
Por eso la importancia de platicar con lo más adolescentes y niños de la casa, para que sepan qué hacer y cómo actuar en caso de que reciban una de estas llamadas que se realizan, según las autoridades, al completo azar y mantenerlos lejos de esta amenaza virtual.
Y MIENTRAS TANTO EN EL ATENAS DE POR ACA. Vaya si a levantado polvo la iniciativa de comprar equipos de computo para los integrantes del ayuntamiento capitalino, sobre todo porque se ha insistido en que las administraciones municipales tienen que ahorrar, ser austeras para hacer frente de manera más eficaz a los recortes federales.
Han dicho que tienen además que ser equipos Apple, para que sean compatibles con los teléfonos inteligentes de los integrantes del cabildo. Y no solo quieren un equipo sino dos, según ha declarado el regidor Carlos Chávez, para que los asistentes de los propios representantes ciudadanos tengan donde trabajar.
Las criticas no se han hecho esperar, de todos los frentes les llegan las recriminaciones del gasto de unos 400 mil pesos que han solicitado para ese fin, porque hay necesidades más urgentes de atender en la ciudad.
De plano la gente ha cuestionado, si uno cuando contrata un albañil, hay que comprarle la cuchara, el martillo, la plomada y las ganas para que haga la chamba, ahí se las dejamos.
