La música produce placer, despierta la observación, la buena convivencia, el respeto y el amor a los semejantes, seguramente estas fueron las sensaciones que sintió el público asistente a los ensayos de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, en el Templo de la Compañía.
En agosto del 2015, el Teatro Principal, sede de la OSUG, estaba en rehabilitación, la orquesta tuvo que cambiar por algunas semanas el sitio de ensayos y conciertos, por ello, se eligió a La Compañía para ensayar las obras y presentarlas; el cambio favoreció a niños y adultos que observaron con atención los ensayos matutinos.
Durante ese tiempo fue posible ver familias enteras que tal vez llegaron para observar y maravillarse con el majestuoso templo construido en 1765, mirar las pinturas, los pilares de cantera tallados bellamente por manos indígenas, pero se quedaron atrapadas con la música de la OSUG.
Entre las obras que la orquesta universitaria ensayó pudo escucharse el Poema 25, para Violín y Orquesta de Ernest Chausson; que de verdad es un poema en el que el conjunto orquestal, pero sobre todo, las cuerdas, se lucen; tal vez la combinación entre la obra y el recinto religioso produjo el arrobo, el éxtasis, sobre todo de los niños.
Durante todo el tiempo que duró el ensayo, casi 3 horas, no hubo distracción para los músicos, si acaso, por unos segundos, el director Roberto Beltrán Zavala, se distrajo por los sollozos de un pequeño de 3 años que se cayó, pero nada más. El público siempre estuvo atento, extasiado, con esa alegría que no se puede expresar con palabras.
Tal vez, los niños y adultos que presenciaron el ensayo descubrieron un nuevo medio para expresarse, fortalecieron su autoestima, mejoraron su capacidad de observación y se motivaron para ser más felices, porque la música eso permite.
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Esos son algunos de los beneficios, totalmente gratuitos, que tal vez sin proponérselo, la OSUG ha ofrecido a Guanajuato durante 70 años, desde aquel 25 de abril de 1952, fecha del primer concierto realizado en la ciudad..
