El Laberinto

Puntos de guardado

Compartir

“Ponés canciones tristes/ para sentirte mejor/ tu esencia es más visible/ del mismo
dolor/ vendrá un nuevo amanecer.”

Gustavo Cerati

Empezaremos este texto citando un fragmento de la letra de Adiós de Gustavo Cerati (1959-2014) publicada en 2007 porque por esas jugadas curiosas de los acontecimientos, escuchando su música surgió una poderosa sensación y de entre tantas formas que busqué para ponerle nombre a aquello que inundaba mi pecho, fue justo está canción la que me dio la respuesta.

Me encontraba en aquel estado de ánimo idóneo para viajar en un camión, con los audífonos puestos y la lluvia cayendo sobre la ventana, salvo que uno de mis problemas es que justo no tenía ningún lugar a donde ir y el otro que en enero, salvo atípicos momentos, en esta ciudad no llueve, así que en su lugar, estaba sentada frente a este mismo monitor tratando de imaginarme qué hacer con todo, tratando de encontrar si no respuestas (ojalá Google tuviese un modo de búsqueda para esas crisis) por lo menos distractores, pero lo que encontré fue un bálsamo, tan potente como presume ser el “mariguanol”, tal vez igualmente placebo, pero contenido en un álbum.

Resulta que al ir escuchando las mismas canciones tristes que escuchaba hace 10 años y que había dejado de escuchar por un largo periodo, seguramente reemplazándolas con canciones igual de tristes pero novedosas o tal vez violentas y algunas sabrosas, que hay que meterle contraste a la lista, escondida entre las notas y las letras estaba yo misma, en su versión pasada y al correr de los tracks muté de triste a impresionada.

Ese día me di cuenta, por lo menos de forma consciente, de que la música, además de todas sus virtudes y bellezas, tiene propiedades de baúl de los recuerdos, cada segundo de su transcurrir, está cuajado de gatillos que nos llevan a sucesos que de otra manera se habrían quedado allí enterrados en el fondo de nuestra memoria, algunos por intrascendentes, por cotidianos o por incómodos ya sabía yo que podía
recordarme a las personas, que casi a todas las relaciono con su gusto musical, pero hay otro hallazgo más, yo las recuerdo por lo que escucharon conmigo, pero todos escuchamos, además, otras cosas en privado, como las canciones tristes y es así que terminas encontrando a tu versión anterior como cuando te caes en Super Mario y reapareces en el último punto de guardado Y ver ese punto de guardado ha sido lo curativo, pues como vaticinaba el buen Gus, la esencia es más visible y es entonces cuando dejas de idealizar que antes estabas mejor para saber que siempre tuviste problemas, inquietudes o ansiedades y que a pesar de todo aquí sigues y que si antes con menos herramientas, colmillos o experiencia pudiste superarlas, seguro en esta ocasión, del mismo dolor viene un nuevo amanecer.