El INAH lamenta el fallecimiento del arqueólogo Daniel Valencia Cruz

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  • En 1994 se integró al Centro INAH Querétaro; quedó al frente del proyecto de investigación El Cerrito, el cual se convirtió en su pasión de vida
  • Valencia Cruz nació el 16 de mayo de 1959 y murió a los 63 años

CDMX.- La Secretaría de Cultura federal y el Instituto Nacional de Antropología e Historia lamentan el fallecimiento de Daniel Juan Valencia Cruz (15/05/1959-23/04/2023). Estudió arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, realizó una especialidad en Conservación de Arquitectura en tierra y obtuvo el grado de doctor en el Programa de Gestión del Patrimonio Histórico de la Universidad Pablo de Olavide en Sevilla, España.

De acuerdo al comunicado de prensa, sus inicios en la práctica profesional fueron en la Ciudad de México, llevando a cabo investigaciones de arqueología histórica en La Ciudadela. A principios de los años 90 ingresó al Centro INAH Aguascalientes en donde, además de realizar actividades de arqueología histórica, desarrolló investigaciones sobre arte rupestre.

En 1994 se integró al Centro INAH Querétaro en donde colaboró en diversos proyectos de investigación, rescates y salvamentos arqueológicos hasta que quedó al frente del proyecto de investigación El Cerrito, mismo que encabezó durante 28 años con diversas líneas de trabajo dirigidas al conocimiento de las sociedades del pasado y la vinculación del sitio arqueológico con la sociedad actual.

Durante este tiempo, continuó atendiendo la arqueología de sitios históricos, así como la conservación integral de bienes arqueológicos inmuebles como Santa Rosa de Viterbo y el Convento de San Francisco, entre otros.

Su obra de vida fue la Zona Arqueológica de El Cerrito. Su incansable labor de investigación dio como resultado el amplio conocimiento sobre el pasado tolteca de la región, mismo que puede apreciarse en el Museo de Sitio.

Su preocupación por la Protección Legal y Técnica del sitio lo llevaron a realizar gestiones que culminaron con la obtención y protección del perímetro de la zona arqueológica y de la vegetación a sus alrededores, convirtiéndolo en un lugar que conjunta no solo la historia cultural, sino en un espacio para el conocimiento de la flora y la fauna originaria del lugar. Su visión integral acerca del patrimonio arqueológico fue fundamental para que tanto la zona de monumentos, como el Museo de El Cerrito sean hoy un referente del pasado de Querétaro; su gran legado al patrimonio cultural de los queretanos y los mexicanos.

El INAH reconoce su legado y su trabajo será siempre recordado con cada colorido atardecer en El Cerrito.