El espacio de Escipion

Lo que la pandemia nos dejó…

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+El desafío del Plan C

+Todos contra los M&M

+ El calendario del destape de corcholatas

La semana pasada, el jueves 4 de mayo del año en curso, la Organización Mundial de la Salud declaró el fin de la pandemia de la COVID-19. Y hoy, 9 de mayo, el gobierno de nuestro país hizo lo propio: se anunció la suspensión definitiva de la emergencia sanitaria, aunque aclarando que la COVID-19 se mantiene como “una enfermedad de carácter epidémico permanecerán de manera perpetua”.

Y esto que debió ser la noticia más importante del año y quizá la mejor en muchos años, pasó como una nota más, casi desapercibida. Y bueno, dirán que ya se acabó, pero no se ha ido del todo, porque las secuelas sanitarias siguen y no diga de las socioeconómicas y políticas, que por supuesto que se mantendrán por largo tiempo.

Porque una cosa que nos llama la atención es que luego de haber alcanzado los máximos niveles de contagios y decesos por esta enfermedad, la información sobre el avance de las variables de la COVID-19 fue decayendo en el interés público y en el primer nivel de nuestras preocupaciones; y mucho más en México, donde la lucha por el poder político del país parece importarnos más que digerir, analizar y sintetizar en una nueva experiencia para no repetir los mismos errores en una pandemia que duró más de tres años y se llevó no sólo vidas humanas, sino nuestra cotidianidad.  

Por supuesto, el desinterés inducido por el propio gobierno que no quiere un castigo social por los desaciertos cometidos por el gabinete de seguridad sanitaria durante esta gran crisis pandémica.

Hace un año escribíamos que “así es que supimos que la duración de la vida es tan breve y tan vulnerable si no tenemos nuestra salud física y mental bien fortalecida, pues hemos descubierto las debilidades de las políticas de salud y educación públicas, no sólo en México sino en varios países del mundo. Hemos revalorado el tiempo libre que antes exigíamos y algunos no supieron qué hacer con él. La auto organización y las auto limitaciones generadas por el autoconocimiento sobre la prevención de contagios fue más fuerte que las campañas oficiales y contradictorias: debimos saber adaptarnos y no conformarnos a lo que nos decían. En el aislamiento nos descubrimos a nosotros mismos y también a quienes viven con nosotros —para bien y para mal— permitiendo acercamientos y revaloración por esas personas, aunque también para distanciarnos para siempre”.

Pero esto ya fue olvidado, así de rápido. Ahora quedamos aún los resilientes que nos tocará recomponer el de por sí descompuesto mundo para las generaciones que vienen.

Porque fue una pandemia prolongada en cual fueron, en un cálculo muy conservador, al menos 765 millones de personas infectadas y unos 20 millones los fallecimientos a nivel mundial, según los cálculos de la OMS.

Y ponemos en duda la tasa de letalidad, porque las cifras de muertos por este enfermedad, como ocurrió en anteriores pandemias, quizá nunca las sabremos con exactitud. En México, según cálculos INEGI, de enero de 2020 a mayo del año en curso se tendrían más de 334 mil fallecimientos, 39 por ciento más de lo esperado, aunque hay organismos no gubernamentales que apuntan que serían más de 700 mil los muertos por este virus.

La verdad sobre el total de muertos fue otra víctima más de la pandemia y los sistemas de salud pública, al desnudo, siguen sin terminar de entender qué pasó. Peor aún, el paraíso prometido de volvernos Dinamarca, primero pasó por un irracional plan anticorrupción que ha provocado el desabasto de medicamentos y dispositivos para operaciones, además de la desaparición del Insabi, el cual resultó inoperante luego de la desaparición del “seguro popular”.

Nos faltarán recursos, tiempo y mucha voluntad política para sacar adelante a una generación de jóvenes educandos que vieron coartadas sus clases, sus convivencias y disfrute de la vida que también forma parte de su formación. Ahora la ausencia de una política pública integral para resarcir el abandono escolar, la deserción y el retroceso formativo tendría que esperar 23 años. Tres años perdidos no fueron tiempo ganado para ninguna institución de educación en nuestro país. La SEP nunca entendió, pero tampoco las grandes universidades públicas, que poco o nada han hecho para resarcir el daño generacional.

Ni qué decir de la desigualdad, porque ahora somos más desiguales. De acuerdo con el Banco Mundial  hay 95 millones más de pobres extremos, mientras 84 mil 490 de los llamados multimillonarios tienen cada uno más de 100 millones de dólares en patrimonio. También en nuestro país, los ricos acumularon más riqueza: 15 ultrarricos mexicanos aumentaron en 645,000 millones de pesos sus ahorros (unos 32,250 millones de dólares); mientras  los pobres a enfrentar el desempleo, la pérdida del poder adquisitivo, el cierre del changarro y una acelerada inflación no se ha logrado frenar. Y claro, latente están las crisis humanitaria de los migrantes, que aumentan día con día, pues la represión a las libertades, la hambruna y la devastación del medio ambiente siguen provocando este tipo de fenómenos.

La inseguridad y el crimen también se consolidaron, perfeccionaron y nos tienen a marchas forzados a tratar de contener los desafíos de virus, troyanos e intrusiones a nuestras actividades tecnológicas, sin olvidar que la violencia intrafamiliar sacó nuestros demonios. La pandemia sirvió para que la ciberdelincuencia se desatara, pero también que la automatización que sustituye a la mano de obra se elevara a la inteligencia artificial.

Estos indicadores muestran que el fin de la pandemia nos golpeó fuerte, tan fuerte que nos tiene aún anonadados de los efectos que provocó. Y con una agenda de retos que obligarían a sentar a los jefes de Estado y de gobierno a buscar soluciones. Pero todo fue al bote de las buenas intenciones y la tregua forzada que le dimos a la Tierra ya es cosa del pasado porque la devastación sigue su marcha.

 Por ahora, sin duda, encontrar las fórmulas para contener el retroceso en el desarrollo social  será una tarea de todos. México y otros países en el mundo suspenden la emergencia por COVID-19, es bueno reiterar las medidas preventivas y no confiarse demasiado. A cuidarse y cuidarnos.

+El desafío del Plan C… 334 diputados federales y todos los senadores de mayoría es el reto de MORENA y sus aliados PT y PVEM para satisfacer el deseo del presidente Andrés Manuel López Obrador para transformar al Poder Judicial Federal. Sin embargo, la tendencia del 2021 fue a la baja, debido a que el PES, su otro aliado, perdiera su registro. A diferencia de 2018 y 2021, en esta ocasión en la boleta y en el subconsciente el nombre de AMLO será fugaz, y además habrán de enfrentar en las urnas el desgaste de todos sus gubernaturas, las denuncias de abusos de autoridad, de corrupción, de negligencia, inseguridad y todos los males que los opositores habrán de explotar al máximo para influir en el voto de castigo. Un desafío complicado, pero ni tanto, porque las oposiciones son de caricatura: lentas, torpes, insensibles y desvinculadas de los ciudadanos. 

+Todos contra los M&M… La operación contra Marcelo y Monreal sigue su curso, y esperan los promotores de su salida del morenaje no tener la brújula equivocada y terminen dándose de topes por hacerse bolas.

+ El calendario del destape de corcholatas… Para julio se deciden las principales candidaturas a gobernadores, jefes de gobierno de la CDMX, diputados y alcaldes. Ya está la lista para el palomeo y nadie puede darse por sorprendido si son excluidos. Son las reglas. Y para agosto, aunque digan que en noviembre, estará lista la presidencial y la operación cicatriz. Así que, pongan sus renuncias sobre la mesa.

Contacto: feleon_2000@yahoo.com