El espacio de Escipion

2024, ¿La CDMX el punto de quiebre para la 4T?

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El pasado jueves 15 de junio en el monumento a la Revolución, se observó una demostración de fuerza del arrastre de Claudia Sheinbaum Pardo, pero sobre todo de los simpatizantes de Morena y sus aliados en la Ciudad de México. Según cálculos oficiales fueron 80 mil las personas, según cálculos menos entusiastas serían alrededor de 40 mil los participantes. Atendiendo otros actos similares que Morena- PT-PVEM han convocado, digamos que cumplieron a secas, porque lejos están de compararse con los mítines de Andrés Manuel López Obrador, quien no deja un hueco sin llenar.

Fue anunciado como el informe de actividades y de despedida de la jefa de Gobierno, pero también el arranque de la pre-pre campaña con la que buscará la candidatura presidencial de la llamada Cuarta Transformación. En comparación con sus otros contendientes y aún correligionarios, Adán Augusto, Marcelo, Monreal, Noroña y Velasco, el de Claudia mostró músculo y arrastre, en gran parte, por la aportación de masas que da el movimiento urbano popular más que su partido, Morena, que una vez más queda marginado del protagonismo que se espera.

Ahí en la plaza de la República se observó la disputa por el mejor espacio y visibilidad de las organizaciones, muchas de ellas bajo la sombrilla de “SUMA, Construyendo Sociedad”, que dirigen funcionarios públicos de la capital del país, pero también organizaciones independientes como la Unidad de Acción Popular, organizaciones indígenas y campesinas de la ciudad, de la comunidad LBGT+, entre otros, así como diputados locales, alcaldes y aspirantes a cargos de elección que no tuvieron empacho en colocar sendas mantas y hasta globos aerostáticos para hacerse notar en un grito desesperado de “¡Aquí estoy, Claudia!”.

Mas no todo es miel sobre hojuelas, porque ya sin Claudia al frente de la capital de la República, comenzó el juego sucesorio más difícil para los 27 años de gobiernos de partidos emanados de las organizaciones sociales y de izquierda universitaria, primero en el PRD y ahora en Morena. Y no nos referimos a la primera denuncia formal por actos de anticipados de campaña que ya presentó Movimiento Ciudadano contra el mitin de Sheinbaum, sino porque los factores que juegan alrededor de la política en nuestra metrópoli.

En principio, que desde Palacio Nacional prácticamente se está decidiendo cómo debe jugar Morena en la Ciudad de México. Veamos, de entrada, contra viento y marea, el presidente impuso a Martí Batres Guadarrama como jefe de Gobierno interino, con lo que le dio un espaldarazo para ocupar un lugar que difícilmente hubiera conseguido por sí mismo; bajó de la contienda a otras  tres cartas suyas: Luisa María Alcalde, haciéndola secretaria de Gobernación, ratificando a Ariadna Montiel en Bienestar y a Rosa Icela Rodríguez en Seguridad Ciudadana, además de descartar a Omar García Harfuc y no darle oportunidad a Luz Elena González Escobar, una claudista al cien por ciento, de quedarse al cierre de la administración de Sheinbaum.

Si bien esta jugada parecería dejarle el camino despejado a la actual alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, todo puede ocurrir y puede haber sorpresas en Morena. Por una parte, por la incógnita que todos se preguntan: ¿Para quién operará Batres; para Claudia o para él a nivel de favorecer los candidatos a alcaldías, las senadurías y diputaciones locales? ¿Estará capacitado para dejar de lado su protagonismo y sectarismo y demostrar altura de miras y liderazgo?

Por la otra, como porque siguen los rumores de una supuesta negociación directa de AMLO para cederle la candidatura a quien decidan Marcelo y Monreal  y quizá por estas señales confusas es que algunos alcaldes y diputados locales ya apuestan de dientes por fuera por Claudia aunque ya operan para el M&M. Es decir, todo puede pasar y nadie garantiza que las bases sociales de apoyo puedan ser tan leales y serviciales como hasta ahora a la candidatura que les impongan.

Y frente a este escenario, la única oposición en la capital del país que podría meterle un susto a Morena, el PAN, que como hemos anticipado podría ir solo y sin aliados, acelera el paso para decidir si va con la senadora Xóchitl Gálvez, con Santiago Tabaoda o con Lía Limón. Un error estratégico de los panistas en su selección podría desperdiciar la oportunidad única de pelear en serio por la Ciudad de México; porque una situación es clara, el ascenso de la aceptación de la senadora Gálvez ha sido en dos segmentos no tradicionales: clases populares y zona oriente de la capital, mientras que el rechazo a los panistas ligados al llamado cártel inmobiliario tiene más rechazo. Una posición intermedia, pero que extrañamente no cuaja más allá de las plazas panistas es la de Lía Limón.

Desde el triunfo aplastante e incuestionable del 2018 en la Presidencia de la República y la Ciudad de México, las bases ciudadanas de la “cuarta transformación” han estado sujetas a la disposición de consultas de participación que exigen movilización de las bases y un desgaste constante y sistemático que comienza a flaquear por lo altibajos en la capacidad de convocatoria para movilizar a los 7.7 millones de empadronados. Así ha venido ocurriendo con las consultas sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de México, el juicio a ex presidentes, la revocación de mandato,  la elección para Congresistas de Morena, como se muestran en estos datos.

  • La Consulta Popular 2021 sobre “Juicio a Ex presidentes” tuvo una participación de 806,693 ciudadanos en las 16 alcaldías de la Ciudad de México, es un 10.38% del padrón.
  • La Consulta de Revocación de Mandato 2022 tuvo una participación de 1,502,531, alrededor de 18.5% de participación del padrón, muy lejos de la expectativa sembrada entre la ciudadanía.
  • Para la elección interna de MORENA en la renovación de congresistas, en la CDMX se tienen registrados apenas 321,150 votos en los 24 distritos, sin que la dirigencia nacional de Morena haya hecho un balance real de participación. Es más, ya la base de datos fue borrada de su plataforma digital.
  • En las elecciones locales del 2021, el nivel de participación fue de 52.18% y una abstención de 47.82%: “La fuerza política que obtuvo el mayor porcentaje de la votación fue la candidatura común parcial constituida por los partidos políticos Partido del Trabajo y Movimiento Regeneración Nacional (PT-Morena) con 38.23% (1’540,673 votos), que obtuvo 18 de las 33 diputaciones en disputa. En segundo lugar, la candidatura común parcial conformada por el Partido Acción Nacional, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democrática (PAN-PRI-PRD) con 22.21% (895,226 votos), que obtuvo ocho diputaciones al Congreso de la Ciudad de México; la diferencia entre estas fuerzas políticas fue de 645,447 votos”.
  • En la elección de diputados federales, la participación de 1’543,909 sufragios.
  • “En la elección de alcaldías se contempló una lista nominal de 7’763,457 personas ciudadanas; de ellas, 4’051,513 emitieron su voto en la jornada electoral y 3’711,944 se abstuvieron de hacerlo. Lo anterior da como resultado una participación ciudadana de 52.19%, que supera en ocho puntos porcentuales la participación obtenida en la elección intermedia de 2015 (44.15%)”, según análisis del INE.
  • “De acuerdo con los resultados obtenidos en la elección en estudio, se encontró que la fuerza política con el mayor número de votos fue la candidatura común parcial de los partidos políticos PAN-PRI-PRD con 1’516,812, cantidad que representa 37.44% del total de la votación emitida; 76,083 fue la diferencia de votos entre el primero y el segundo lugar de la votación obtenida que, en este caso, le corresponde a la candidatura común parcial PT-Morena con 35.56%. En cambio, el partido político con el porcentaje más bajo fue el PRD, con 0.05%, ya que contiende de manera individual en la demarcación territorial Benito Juárez”, refiere mismo documento.
  • Destacable es que las secciones y distritos donde la alianza opositora avanzó más, fueron donde hubo menor abstencionismo. A mayor participación ciudadana, mayor triunfo opositor. Es decir, los nulistas y abstencionistas representan un “voto de castigo” que debe leerse con mayor cuidado.

Mientras las instrucciones de estas consultas sigan siendo dictadas de manera vertical, de arriba hacia abajo, la riqueza democrática de los ejercicios podría alentar más los desgastes y hasta abrir frentes de riesgo político en el corto plazo.

Hay un declive real en la participación y un desgaste palpable de 27 años de gobierno, además de la soberbia con que actúan funcionarios y dirigentes de MORENA frente a los ciudadanos. Por eso, este momento, vienen las horas decisivas para que el partido en el poder pongan sus barbas a remojar y no anticipar eufóricamente lo que aún falta por componer y volver a ganar.

Porque una conclusión sí es clara. Si en el 2024 Morena pierde la jefatura de Gobierno, y ya sin Andrés Manuel al frente de la llamada “Cuarta Transformación”, la línea transexenal más allá del 2030 quedará trunca y no sabemos qué tipo de gobierno de derecha es el que regrese: ¿más vengativo? ¿más represor? ¿más anti institucional aprovechando las debilitadas instituciones que están dejando los de la 4T?

Contacto: feleon_2000@yahoo.com