Las flores del mañana son las semillas del hoy.
Proverbio indio.
LA MISMA PIEDRA
Sólo digo lo que digo
Sin esperar nada a cambio
Almaceno las palabras
Para construir un muro
O tal vez una vereda
Un puente
Una puerta
Un asalto a mi conciencia
A veces desprevenida
Los años se acumularon
En este rugoso cuerpo
Que mantiene el movimiento
Por el aliento del alma
No me gusta lo que pasa
En este mundo violento
Todo yo soy el pasado
Caricias en el recuerdo
Que hoy dicen no vale nada
Dime el valor de las cosas
Realidades del entorno
Virtuales inteligencias
Vagabundas en la inercia
El fruto de lo prohibido
Se anidó en lo cotidiano
Con ardores en la tablet
Emociones de algoritmo
Mil amigos a la mano
La luz blanca que ilumina
Este excéntrico planeta
Hoy se pasa por el prisma
Que dispersa su coherencia
Desafiante colorido
Nuevo lenguaje inclusivo
Velado separatismo
Que va gestando en herencia
Remarcar la diferencia
No me gusta lo que pasa
En este mundo violento
Ya me estanqué en el pasado
Pero me duele el presente
Que no observa la experiencia
De la importancia correcta
De cribar el patrimonio
Para evitar el tropiezo
Siempre con la misma piedra
CRISANTEMO
Recibe mi amor
en este crisantemo,
en paz,
sereno.
Las flores sí se marchitan,
más no así el amor eterno,
que es pétalos conjugados
en un instante perpetuo.
¿Quién nos puede hablar del tiempo?
¿de la brisa sobre el heno?
Somos dos enamorados
tomados hoy de las manos,
galopando sobre el viento,
desarropando el misterio,
fusionándose en el fuego
para superar los daños,
sin reparar en los miedos
que no siempre son ajenos.
Son capítulos de un libro
con dos almas escribiendo,
lo que vamos avanzando
en las empinadas cuestas,
en la severa intemperie,
con el calor de tu cuerpo
y tu sombra perfumada.
Con las palabras de aliento,
con las sumas y las restas
en esos justos balances,
de cuando hacemos las cuentas
y renovamos el pacto,
de continuar con la serie
en esta inagotable historia,
siendo los dos personajes
dentro del mismo argumento.
Un coloquio intrascendente
que busca en lo más profundo
el objeto de entenderse,
la narrativa corpórea,
la suavidad y asperezas,
los pétalos de las rosas,
las intenciones rugosas
planchadas por la conciencia,
unido al discernimiento
con la luz de tu presencia.
Nunca existimos en vano
en el universo eterno,
transitando dimensiones,
capullos de crisantemo.