El espacio de Escipion

El Bastón de Mando o el Mandato

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+ Acuérdate de Acapulco: 15 días

En términos que han sido calificados de politiquería, esta semana se ha vuelto crucial para Morena en la Ciudad de México porque el 10 de noviembre sería anunciada la candidatura al cargo de elección popular más importante después de la Presidencia de la República, sobre la cual recae el futuro de la llamada Cuarta Transformación en todos los sentidos: la consolidación de un segundo piso de la recuperación del Estado como eje articulador de las políticas públicas para el bienestar de la población más pobre y con ello reducir la enorme desigualdad social de nuestro país; el desmantelamiento del régimen de privilegios y sus componendas de corrupción con el poder político; la pacificación del país apostando por la recuperación del tejido social y la depuración de los Poderes de la Unión, llámense Ejecutivo federal, el Legislativo y el Judicial.

Pero, además, sobre quien recaiga la candidatura, como viene siendo costumbre, se convierte en automático en un precandidato presidencial para el 2030 y, por tanto, gran parte de la agenda política nacional tiende a ser influida por quien ostenta dicho cargo.

Un día antes, el jueves 9 de noviembre, la dirigencia nacional de Morena ha preparado un nuevo escenario para el encuentro de la coordinadora de Defensa de la Cuarta Transformación Claudia Sheinbaum con la militancia de la ciudad que ella gobernó en la Arena México, luego del fiasco del estadio Azul semivacío. Es previsible que el discurso que realice la futura candidata presidencial sea en pro de la unidad, del llamado a la confianza y a evitar fracturas, porque por algo a ella le fue entregado el “bastón de mando” por parte de Andrés Manuel López Obrador.

Previsible que llamen al orden, la disciplina o la expulsión del paraíso.

Hasta ahora los coordinadores y operadores del partido trabajan a marchas forzadas y complicadas porque más allá de que las bases de apoyo se sientan desgastadas en tanta convocatoria electorera, hay un dejo de desencanto y de incipiente rebeldía ante decisiones unilaterales de sus dirigentes que, poco o nada, han hecho por escucharlas y conocerlas. Y ni se diga de funcionarios del gobierno capitalino que siguen tratándolos con desdén.

La militancia de Morena, y sobre todo los simpatizantes de izquierda de la 4T sin militancia, que son quienes aportan el mayor número de voto duro a sus candidatos, se sienten ofendidas por la serie de hechos que han venido ocurriendo alrededor del equipo de Omar García Harfuch: campaña sucia, espionaje, alteración de audios, compra de “encuestas” que lo colocan arriba de los diez puntos, gastos exorbitantes (tan solo 2.4 millones de pesos en páginas de Facebook), clonación de portadas de La Jornada, desplegados con nombres de personas sin autorización, pago a medios privados por entrevistas y cobertura de sus actividades, además de evidente exageración en suvenires y propaganda por toda la ciudad.

Lo peor es que en estos días de incertidumbre, como hemos destacado, columnistas afines a grupos de interés económico, casualmente varios de ellos en la nómina del empresario Salinas Pliego, han comenzado a atizar a Claudia Sheinbaum en la línea de que “cada golpe a Harfuch le pega a Claudia directamente”, que “si no es Omar García entonces Claudia pierde liderazgo y fuerza”, que “si pierde Omar, entonces Sheinbaum sólo recibió el bastón, pero no el mando” y el absurdo argumento: “si no es García Harfuch entonces ya perdieron el voto de las clases medias”.

Falsos dilemas, porque hasta ahora no hay una ecuación de análisis electoral que compruebe ello. Los votos duros siguen inamovibles para la oposición y para Morena desde 2015 y los llamados switchicers aún son el más grande pastel del segmento electoral, en buen parte compuesto por los jóvenes y nuevos votantes (“milennials” 32%; “generación X” 19%;  “silent generación” 19%, “baby boomers” 15%).

Estos falsos dilemas sí han provocado daños en la unidad de Morena y la 4T, que van desde la cargada automática del PT y el Verde por Harfuch hasta que funcionarios capitalinos hagan el trabajo sucio en contra de sus propios correligionarios.

Por eso, aunque lo nieguen, grupos internos y afines a Morena iniciaron un proceso de revisión sobre su lealtad a ciegas a los dictados de los liderazgos del partido. “Amor con amor se paga”, replican los dirigentes y sus candidatos, pero “no hay amor incondicional ni eterno”, responden. Es decir, y tal cual lo hemos reiterado: una explicación de la derrota del morenismo en 2021 fue en gran parte a la baja participación de sus bases de apoyo ante la inconformidad de las candidaturas que impusieron los líderes sin voltear a verlos ni conocerlos.

La actual y debilitada dirigencia de Morena en la CDMX desconoce que para lavar la ropa sucia necesita jabón y dejar correr mucha agua. Pero como ni ata ni desata, Sebastián Ramírez ha ido pagando los platos rotos de los pésimos operadores alineados a las aspiraciones de Omar García Harfuch: José Luis Rodríguez, Rigoberto Salgado, Víctor Hugo Romo y René Bejarano, quienes fueron los responsables del desorganizado evento en el Estadio Azul. Y ni así entiende, sigue ninguneando a sus bases y ni siquiera tiende la mano a los dirigentes de organizaciones sociales que son quienes aportan el mayor número de votos al partido.

Hoy, muchos de ellos creen que Claudia debe tener el “bastón de mando” como símbolo del liderazgo imperativo, no un liderazgo democrático y sensible al sentir de sus bases de apoyo.

Se equivocan: el punto central del simbolismo del “Bastón de Mando” es que quien asume la esencia del “Mandato ciudadano”, es decir, el encargo o comisión de las mayorías para actuar en su representación y en ser garantes del orden y el consenso en la toma de decisiones; no un mandato para ser una lideresa autoritaria. Por ello, se equivocan quienes dicen que perdería fuerza Claudia, si al contrario, ella empezaría con mayor fortaleza al ganarse a la sociedad siendo una buena dirigente, quien toma con temple y racionalidad decisiones y hace de la inclusión de propuestas progresistas su tesis rectora de gobierno y la directriz para elegir a los candidatos que mejor garanticen esos principios que tanto pregonan como segundo piso de la 4T.

Acuérdate de Acapulco: 15 días… Llevamos 15 días de la devastación provocada por el huracán Otis en Guerrero y es la hora que la clase política no tiene altura de miras para convocar a una tregua y a no lucrar con la tragedia de alrededor de dos millones de mexicanos y si bien no les pedimos ponerse botas y guantes para tomarse fotos en las zonas sí ponerse a trabajar a fondo para evitar una explosión social incontrolable. Seguimos esperando quién convoque al Acuerdo Nacional por Acapulco. Por ello, fuentes directas desde el punto neurálgico del impacto de Otis nos comparten la siguiente información:

En la narrativa oficial, la emergencia por Otis en Acapulco ya está superada. Al menos para políticos del gobierno del estado de Guerrero, mandos navales y militares y empresarios que viven en los lujosos fraccionamientos de Las Brisas y Joyas de Brisamar, porque en más de la midad del municipio la situación sigue siendo crítica y al alza. En las zonas élite del puerto, pues sí, Otis les hizo «lo que el viento a Juárez», pues al tercer día de la tragedia toda la zona ya gozaba de electricidad e Internet. «Si nos falta agua, sólo es cosa de pedir una pipa a nuestros amigos del gobierno del estado y en una hora a más tardar ya la tenemos y gratis. Es que muchos funcionarios de Evelyn Salgado (la gobernadora de Guerrero), se cambiaron de colonias como la Laja, la Marroquí o la Morelos o de Renacimiento o la Zapata y ahora aquí viven en Joyas de Brisamar, pero si pudieran, vivirían en Las Brisas,  ya son los nuevos ricos», narró un vecino de esa colonia. Con binoculares observa desde sus destruidos ventanales de 6×3 metros cómo aterriza un helicóptero de la Base Naval de la 12 Región.

«Siempre es lo mismo, hacen sobrevuelos en Acapulco sin que se vea algún beneficio o que transporten a alguien. El piloto y el copiloto suben al helicóptero, dan muchas vueltas a Acapulco y cuando se les acaba el combustible aterrizan y tan tan, siempre es así», explica el3 vecino un tanto enfadado. Trabajadores instalan ventanales, palapas, pintan fachadas, rehabilitan la jardinería, levantan techumbres de los parqueados, cortan ramas caídas, sacan vidrios y desperdicios domiciliarios que llevan a confinamientos irregulares.

En Las Brisas y Joyas de Brisamar, la emergencia por el paso de Otis y prácticamente fue solo un susto, es cosa del pasado, la servidumbre a pesar de sus humildes viviendas destruidas, ha regresado a sus labores en casas de los ricos de Acapulco y baja al mercado de Icacos para comprar los víveres, más caros pero hay…

Sin embargo en todo Acapulco, a más de semana y media del ataque de Otis, la vida es diferente; un Acapulco de personas que en su desesperación y malas prácticas, encienden fogones de basureros, las miles de toneladas de desechos mal molinetes en calles, avenidas y laderas de los cerros, las malas prácticas ambientales afectan más la salud del deteriorado Acapulco. Sin energía eléctrica, como el 80 por ciento de los 750 mil habitantes de Acapulco y con hospitales como el del Instituto Mexicano del Seguro Social en avenida Ruiz Cortines o el cercano del ISSSTE, o el de Cancerología, sin cristales en las ventanas, mobiliario destruido y con pacientes que pueden esperar, es la vida en el otro Acapulco, pero ahí no es la zona de Las Brisas, esos malolientes y destruidos lugares con personas en el caos, pueden esperar, no son las colonias de políticos o funcionarios, que esperen. La pesadilla aún sigue y parece que engañan al presidente con cifras alegres.

Contacto: feleon_2000@yahoo.com