El Laberinto

Pleiteros

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Estamos en tiempos oscuros a pesar del solazo que nos calcina cuando abandonamos los espacios cerrados, por que hay muchas cosas en juego y a discusión, debemos evitar que el pleito se vuelva nuestro modus vivendi o la única forma en que podemos recibir atención e interacción, aunque tengamos razón, por que es cansado, insano y sobre todo por que toma tiempo y nos desenfoca de ver y de hablar de lo que disfrutamos de la vida.

Lo reconozco, a veces disfruto, como una forma de relajación muy alejada al mundo zen de la meditación (al que nunca he pertenecido) de engancharme en discusiones violentas y sin sentido con desconocidos en internet, a veces creo que muchos grupos con intereses, en apariencia, inocuos como gatitos y jardinería están hechos secretamente con la intención de que sus miembros saquen ahí sus frustraciones, puede que sea una válvula y que evite que andemos por la vida repartiendo trancazos verbales o carnales a quienes nos rodean.

No digo con esto que nos pasemos la vida agachando la cabeza, siendo un tapete al que todos pisan, pero hay que aprender a elegir las batallas pensando ¿En verdad me afecta el punto? Considero que es irrelevante si el agua de horchata es más rica que la de jamaica o si es mejor el frío o el calor, los perros o los gatos, la bachata o el black metal, el café con azúcar o sin ella, hay que entender que esa parte de nuestras preferencias es subjetiva, que nadie es mejor que otro por sus gustos u opiniones y que el hecho de que alguien piense diferente no lo convierte en nuestro enemigo o que el hecho de que algo no nos guste no lo convierte en una bazofia.

La batalla empieza cuando las opiniones de los otros son potencialmente peligrosas, por que se pueden convertir en acciones como quieren pasar por encima de los derechos del resto, cuando discriminan o lastiman y para esto también tenemos que elegir no solo la batalla, si no al adversario ¿importa lo que piense la vecina sobre los gatos? si es potencialmente peligrosa para los gatos de otros, si, de no ser así pues da igual que se pierda de su esponjosa presencia. Igualmente hay que identificar si el adversario está buscando comparar puntos, enriquecer el debate, ampliar panoramas o  solo provocar una pelea o insultar al otro.

Ahora, cuando se trata de pelear sobre decisiones o hechos consumados, si es una persona con quien pensamos seguir compartiendo es importante expresar nuestro sentir, de nuevo sin afán de ganar o perder sino de evitar que se repita en un futuro, si se trata de alguien prescindible, no vale la pena, tal vez y como último gesto cortés decir por que nos estamos alejando y punto.