“todo puede decirse,
todo puede existirse,
todo puede insistirse,
todo se calla
para volverse
inventar…”
Miguel Ángel Bribiesca, el Poeta.
Guanajuato es un lugar muy suigéneris, en verdad la ciudad se transforma cuando los estudiantes regresan a clases y, en las temporadas altas de turismo, parece que nunca duerme, o si duerme es poquito, casi casi la madrugada es cuando descansa, cuando duerme y es ahí cuando los silencios llegan y te dejan oír de lo que no percatas durante el día.

Esta ciudad de ensoñaciones cuando prende sus luces nocturnas y deja que la oscuridad solo sea su acompañante es cuando hace magia. Las voces salen de todos lados, el ruido social cambia a ser música, cantos, pláticas, estudiantinas, mariachis, cantantes, niños jugando, penetran en cada rincón, en cada piedra donde se guardas y salen de noche y parecen espantos que también se recrean y acompañan su travesía nocturna por la subterránea, por las plazas, por los callejones.
Me han contado infinidad de personas, que han sido testigos de que la ciudad les habla desde el silencio de su realidad, de su sabor colonial, dicen que es como un llamado a recorrerla, a sentir desde la tranquilidad del no escuchar nada a empezar a entender que el sonido del viento chocando con las viejas casonas te dan la clave que te hace que te importe vivir en Guanajuato, donde a la vez no importa saberse inmerso en las madrugadas donde en compañía del silencio intentas escuchar el titilar de las estrellas, del manto de la noche que te cubre, que te arropa, que te abraza. El amanecer aquí es inigualable.
Y sí. La algarabía de la cuidad es prácticamente lo que define a esta ciudad y no se diga en temporada de Cervantino, porque la gente camina por calles y callejones buscando incluso que les salga una momia de Guanajuato, no sabiendo que muchos de los caminan a un lado de ellos son espíritus de las almas muertas que viven y conviven con nosotros en este lugar mágico.
Así que si llegas a venir a aquí mejor escucha los silencios, ellos dejarán de existir en el momento en que los susurros del viento de la sierra que te roza la cara y mueve tu pelo, o en el instante en que los murmullos de las almas vagabundas rondando por las calles te dan la evidencia de que la vida en la muerte existe, es la razón de ser de los fantasmas de las almas en pena, incluso de los espectros que no saben como aparecer. Dicen los que saben que ellos son vorágine de energías buenas y malas que luchan entre sí, por eso a veces parecen horribles o a veces angelicales.
No te pierdas, no erres tu destino, quédate y escucha al menos por instante los silencios de aquí, es sabio, te dirá lo que brota de cada esquina, de cada muro, de cada escalón, y de ti… luego, renace esta ciudad simplemente desde sus silencios. ¿Quieres escuchar? Ven, lee y anda Guanajuato.