Segunda de dos partes
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Carlos Olvera
Guanajuato, Gto. 04 de marzo de 2011.- Para algunas personas llorar es difícil, para otras imposible. Este es el caso de doña Myriam Araiza Orellana (nacida en 1927), quien desde hace años sufre de una enfermedad degenerativa que ha ido minando su salud y le impide desplazarse con facilidad. Por ese motivo, la palabra escrita ha sido el instrumento para exponer su sensibilidad e irse aliviando el alma a falta de lágrimas.
Doña Miryam, estuvo casada con Fausto Alzati Rivera y tiene cuatro hijos: Fausto, Miryam, Rafael Gerardo y Cristian Eugenio Alzati Araiza.
Si bien Myriam Araiza es bastante conocida en algunos círculos sociales guanajuatenses, su poesía de ha permanecido inédita y ajena al conocimiento público. Sin embargo, ha habido quienes, como el ex alcalde de Guanajuato, Eduardo Romero Hicks, en su momento tuvieron la idea de poner el poema de las Momias a la entrada del Museo, porque le encantaban las líneas de “Esta ciudad encantada, de callejones y huertos / Parte de la economía la sostienen unos muertos”. Pero solo quedó en intención.
En su casa del hermoso Paseo de la Presa, como decíamos ayer, compartió algunos de sus poemas (de los cuales este dedicado A las momias de Guanajuato es especial), allí enfrente del parque Florencio Antillón, donde están los restos del escritor guanajuatense Jorge Ibargüengoitia “en el parque de su tatarabuelo, quien luchó contra los franceses”, como hizo el general Orellana Nogueras, abuelo de Miryam Araiza.
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A las Momias de Guanajuato
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Cuántas lágrimas lloradas dejaron por su camino,
Las que una vez seres fueron y ahora son pergamino.
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Será un albañil o será un payaso, un conde, un poeta o un comisario.
De pie y en fraterno abrazo, sin esperanza, sin vida,
Sin otro punto de apoyo que el de una pared pulida,
Están compartiendo diario, los réquiems como salario.
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Ya están juzgadas por dios, sin aliento ni existencia,
Cumpliendo con su presencia las leyes de su creador;
Sentimientos muy diversos se guardan en la conciencia
Cuando en nuestros ojos vibra su muy extraña apariencia.
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Qué grandeza, que hermosura.
Qué temor o que pavura se apodera de las mentes,
Al verlas en cada uno, hay un sentir diferente.
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Con respeto y reverencia.
Comparto las emociones de las que sin pretensiones,
Han hecho vibrar del mundo, millones de corazones.
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Si alguna vez la apariencia, o de tu rostro la hermosura,
O tal vez lo equilibrado de una atractiva figura
Te llenaron de un orgullo fugaz como el de una brisa
Al verlas viene a tu mente el Miércoles de Ceniza.
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Esta ciudad encantada, de callejones y huertos
Parte de la economía la sostienen unos muertos.
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Pido una oración conjunta de paz y agradecimiento
A las que con su presencia, sin alma y sin pensamiento
Le han dado a Guanajuato, un áureo enriquecimiento.
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