Literaria

“El Aleph” de Jorge Luis Borges: universo contenedor del universo

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Borges en 1951, en fotografía de Grete Stern (Foto: Especial, Archivo)

A lo largo de la historia, muchas explicaciones y nociones de Universo han surgido tratando de explicar, de darle nombre y lugar a esto que nos contiene, nos rodea y que hemos tenido a bien llamar Universo.

Hay quienes lo consideran infinito, hay quienes por el contrario afirman que es un conjunto finito de elementos, quienes lo consideran perfecta creación divina y quienes lo conciben como un caos sin dirección alguna.

Borges se inclina a pensar que el universo es un caos inaccesible para el hombre; sin embargo éste nunca cesa de buscarle razón y sentido aunque jamás encuentre las respuestas que espera.

Para aproximarnos más a cómo Borges concibe el universo, acerquémonos al cuento “El Aleph”, que nos ofrece una peculiar manifestación de esta concepción:

La historia relatada en “El Aleph” es de mínima importancia, sin embargo los sucesos a los que dentro de ésta se aproximan los dos personajes principales: Borges y Carlos Argentino Daneri, hacen que el lector conserve el interés por el relato.

Comienza con un personaje llamado Borges (que ni por accidente debe confundirse con el Borges escritor) quien con añoranza y melancolía recuerda a su difunta esposa Beatriz, pues ese día, 30 de abril, ella cumpliría años y por tradición Borges acudía a la calle Garay, ahí se hallaba la casa donde vivía el padre de Beatriz y su primo hermano Carlos Argentino Daneri.

Después de algunos meses de celebrada la tradicional reunión, Borges recibe una llamada de Daneri, en la que entre su alteración le comunicaba angustiado que se verían en la necesidad de deshabitar su casa pues el dueño quería convertirla en un bar, sin embargo a él (Daneri) esa casa le era indispensable para terminar su obra literaria más grande, un gran poema sobre el universo, pues en esa casa había un Aleph, es decir, un punto donde se contienen todos los puntos del universo. Evidentemente ante tal declaración Borges se portó dubitativo e incrédulo, por lo que le dijo a Daneri que iría a ver el Aleph inmediatamente.

Inevitablemente Borges logra ver el Aleph y acceder a un conocimiento profundo del universo, acceder a una totalidad casi infinita que no alcanza a ser comprendida ni recordada ni expresada en su totalidad por el personaje.

Sin embargo Borges nos enfrenta una vez más a un misterio sin resolver del mundo que nos rodea, nos muestra que la literatura es capaz de expresar lo inexpresable y abarcar lo inabarcable, demuestra que por medio del lenguaje cualquier cosa es posible de construir y destruirla luego para construirla y expresarla de otra manera.

Borges, como hemos abordado también anteriormente, es un creador de inevitables vértigos y reflexiones que lo convierten no sólo en un autor de literatura recreativa sino en un autor que cuestiona hasta las más fuertes certezas, si es que puede hablarse de tales, de este mundo.