Candil de la Calle

Con guante blanco

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Existen dos medios de triunfar en el mundo: mediante la propia habilidad o aprovechando la necedad de los otros.

Jean de La Bruyére

Poder Judicial de Guanajuato (Foto: Archivo)

Este martes por la tarde, durante la entrega de certificaciones a personal de la Procuraduría de Justicia del estado, de la Secretaría de Seguridad Pública y del Poder Judicial por su capacitación en el sistema de justicia oral penal, las palabras de reconocimiento, los elogios, las felicitaciones, el orgullo, todo ello iba dirigido a exaltar la tarea realizada por quien diseñó toda la capacitación en este nuevo esquema de impartición de justicia, la magistrada Imelda Carbajal Cervantes.

Con 20 años de carrera en el Poder Judicial, a la magistrada le fue entregada ayer una placa y en sus discursos, el presidente del Supremo Tribunal Alfonso Fragoso, y el Procurador de Justicia Carlos Zamarripa Aguirre hilvanaron sendos elogios.

La paradoja: el Procurador lo hizo con mayor abundancia y contundencia que el Magistrado presidente, debo añadir.

En los hechos, este homenaje no es más que el guante blanco con el cual los hombres del poder mueven una mano que simula la caricia y propina el golpe.

La magistrada Imelda Carbajal habría sido propuesta por el Magistrado presidente Alfonso Fragoso para un ciclo más al frente de su sala en el Poder Judicial del estado. Apenas una forma de mantener las cosas en su lugar, de ratificar su lógica permanencia, tras su intervención en el diseño y coordinación de la capacitación de todos quienes ahora atienden el sistema de justicia oral —penal y civil—, en todos los ámbitos que toca: los agentes de la Secretaría de Seguridad, la Policía Ministerial, los ministerios públicos, jueces, peritos, etcétera.

Sin embargo, en la jugada entró el Ejecutivo. Un nuevo gobernador quiere nuevos magistrados, suyos, a modo, cercanos. Lo vimos con Vicente Fox —aunque Miguelangel García Domínguez no fue ninguna perita en dulce—, lo vimos en el trance olivista donde se copó el consejo con las amigas, donde se dieron magistraturas a ex alcaldes, ex candidatos, compadres —el más reciente—.

¿Por qué esto habría de cambiar, si son los mismos?

Ejemplo vivo es el Secretario de Gobierno, Antonio Salvador García. Entró respaldado por el Ejecutivo y obtuvo su lugar entre los magistrados del Supremo Tribunal. De ahí, unos meses después, el nuevo gobernador necesita un Secretario de Gobierno que no le haga sombra ni ruido (ya estaba muy aprendida la lección Oliva-Mosqueda), y sólo es cuestión de tramitar una licencia y mudar las cosas de oficina, desde Pozuelos hasta el Paseo de la Presa.

¿Cómo va a ser más importante la impartición de justicia que la operación política del estado?

Aunque dicen que es mejor juez que secretario.

La magistrada Carbajal, pues, no es del grupo, no es del partido, no es “del rincón”.

Y dentro y fuera del edificio de Pozuelos, la certeza de que ahí se hace lo que ordena un gobernador… o un partido, la tiene hasta el lavacoches.