Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

Paz en la tierra

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(Foto: Especial)

Dejamos atrás un 2012, que en aras de las profecías mal interpretadas, las promesas de campaña que supuestamente habrán de cumplirse en seis años, las feroces acusaciones de facciones que al final del día “se arreglaron” como ocurrió con el PRI del D.F. y la euforia de fiestas de paz y buena voluntad, nos dejan con un 2013 prendido con similares alfileres a los que dieron lugar al famoso “error de diciembre” con el cual se empezó a extender la alfombra de la alternancia hacia la puerta de un capitalismo feroz y apátrida.

Hoy el 20% de militantes que aún permanecen en las filas del PAN, probablemente estén aceptando que fueron utilizados, que tenían algo de razón los que por dignidad se marginaron de las “negociaciones” neoliberales transnacionales y que los mercaderes del poder, que antes les juraron lealtad eterna, hoy harán lo propio en el gobierno priísta que les ganó la elección. Pero ¿a qué PRI se están acercando los tránsfugas antes azules, amarillos o verdes? ¿Será el PRI progresista que defendía los anhelos revolucionarios? Los pseudo militantes —nuevos y arrepentidos— que con bombo y platillo se acomodan tanto en la estructura del partido como en la del gobierno ¿son los dispuestos a defender con su vida la libertad, equidad y la justicia social? ¿Responderán sus acciones a las necesidades de campesinos tres veces despojados de sus tierras; primero con la conquista, luego con el latifundismo y la manipulación clerical y últimamente con la aniquilación de la reforma agraria?

¿Qué PRI es el que gana? fue esta una pregunta planteada por los militantes más cercanos a la izquierda desde la campaña de Miguel de la Madrid, cuyo líder del entonces denominado IEPES, ya abonaba a la llegada de los que serían bautizados como tecnócratas. Cuando la gente dice que han regresado los dinosaurios ¿se refieren a este grupo que hace cinco lustros empezó a entregar el país a los extranjeros? ¿El cambio de estafeta fue porque perdieron la confianza de los dueños del mundo o solo se trató de una estrategia para compartir culpas y recargar pilas? Algunos progresistas se deslindaron entonces y de ahí surgió un PRD que, a final del día, ha resultado más voraz, corrupto, ineficaz y mediocre que lo peorcito del PRI de entonces. Los auténticos revolucionarios y reformistas otra vez fueron marginados —los 15 años de perredismo en la ciudad son el mejor ejemplo de ello— como ocurrió de manera por demás desaseada en este último proceso electoral, tanto en el sol azteca como en el priísmo. ¿Cuál será la reacción de militantes priístas del D.F. que ven llegar a su dirigencia a un líder de pepenadores, con antecedentes penales, rodeado de acomodaticios a los que les mueve únicamente el interés crematístico? ¿Cuáles son las garantías de un doctor en derecho, que poco sabe de la ciudad, que ignoró —u ocultó quien lo sabe— denuncias en contra del socio de Ebrad por el negocio de la basura y anexas? Hoy el líder de una fracción de pepenadores[1], desde un PRI local cuya militancia le ha repudiado por años —y cuya gerencia pudo obtener, trampeando y evitando la participación de la gente auténtica— amenaza al Dr. Mancera con “vigilar” el cumplimiento de sus promesas de campaña. ¿Dónde quedaron pues los arreglos de un Ebrad comprometido a no estorbar la elección presidencial para Peña, a cambio de reconocer el avasallador triunfo de Mancera? ¿Mantendrá el hoy dirigente del CEN del priísmo esta complicidad en la cual fueron los perredistas los que se metieron por la puerta de atrás al PRI D.F.? ¿Hará el Jefe de gobierno uso de su ventaja como “candidato ciudadano” para no convertirse en instrumento de la conducta delincuencial del llamado “basureitor”?

Si el señor Mancera realmente quiere tener un 2013 en paz, debe dar una muestra de liderazgo con delegados como Mauricio Toledo, que usó los espacios públicos de Coyoacán para el cierre de campaña de un charro de la sección de limpia de la ciudad, que ni siquiera fue capaz de retirar la basura, que se acumuló por cerros, durante las vacaciones, en la Plaza de la Conchita.

Hace algunos ayeres un viejo lobo de mar me dijo “quien no quiera ser usado, que no se meta en política”. Pero llevar al extremo el uso es la forma más vulgar de prostituir un arte que debiera ser para beneficio del ciudadano. Pareciera que en la glorificación del dinero, deben ser sacrificados en una piedra todos aquellos que se atrevan a reivindicar la urgencia de disminuir la distancia entre los muy ricos y los millones de pobres. Más allá de la retórica discursiva, a estos pseudo servidores públicos parece importarles un comino si la gente muere de hambre, de obesidad, de enfermedades causadas por “el progreso” o es violentada en su seguridad, lo mismo por delincuentes “organizados” que por funcionarios disfuncionales pero también organizados.

Una cosa es pagar facturas ¿el subsecretario de planeación de la seguridad está ahí por algo parecido o es parte de la cuota de extranjeros en el gabinete? y otra muy diferente resulta de imponer al pueblo gentes y decisiones que no tiene porque soportar. Ojala que prevalezca la justicia, el Estado de Derecho y sobre todo una visión prioritaria en favor de muchos millones de mexicanos que de verdad deseamos un año de paz, buena voluntad y eficacia del desempeño en nuestra tierra.

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[1] Que pretende ser el único, pero su actuación ha sido tan desaseada que las grietas en su gremio ponen en riesgo su monolítica influencia.