Cuando nos encontramos con algo que no nos parece, lo primero que pensamos es que no debería existir, que no debería estar pasando y con ello nos cerramos la puerta a comprenderlo, a regularlo o incluso a evitarlo. Porque por más que nos moleste, existe; y por más que lo ignoremos, va a seguir ahí, como aquella bolita rara que no ha ido a revisar con el doctor y que lo sume en la incertidumbre.
Sobre esta línea de acción del no deber ser, es que trabajan la mayoría de las disidencias políticas y los activistas anti algo, así los anti- Peña Nieto parten del hecho de que no “debería” ser presidente y en ello se les ha ido todo el ímpetu inicial pues nunca han tomado cartas en el asunto de que ya está ahí.
Lo mismo pasa ahora con los que están en contra de la legalización de la marihuana, que piensan que por regularla están abriendo la posibilidad de un incremento en su consumo y que no se dan cuenta de que los consumidores y los vendedores ya existen y que además viven en la completa anarquía para bien o para mal, pues no pagan impuestos, no tienen limitaciones de edad ni de situaciones de consumo y ningún control de calidad.
Siempre será más fácil voltear la cara y pensar que no pasa nada, pero algún día aquella realidad vendrá y se estrellará contra esa cara volteada y ni para meter las manos vamos a estar listos. Usted puede decir que eso no le concierne pero será mentira, porque todos compartimos el mundo y en la medida que aceptemos lo que los demás hacen y tomemos responsabilidad sobre ello éste será un lugar más incluyente y más seguro.