El Laberinto

Historias ácidas

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(Foto: Especial)

Entre los jaloneos políticos escandalosos que hay y la violencia extrema que se vive en ciertas partes del país, es curioso pensar cómo se ve afectada la cotidianidad de las mayorías a través de un desequilibrio en algún sector. Sin ir más lejos y sin ánimos de entrar en explicaciones intensas tenemos al limón que sin haber heladas o escasez se perfila como producto de lujo.

De un tiempo para acá, el precio del kilo de limón se fue al cielo llegando a extremos ridículos de ochenta pesos, más de lo que en teoría una persona ganaría al día… casi como un kilo de chuletas, lo suficiente para irte austeramente al cine. Aquí ya no se trata de dejar de comprar limones, lo cierto es que nos encontramos ante un insumo que es insustituible, existen productos sin los que nos es imposible (o por lo menos difícil) imaginar nuestra cotidianidad y uno de ellos es el limón, duele pensar en un rico caldito o unos tacos de barbacoa, cualquier variedad de mariscos  o una  michelada sin el cítrico bañándolo con sus cristalinas gotitas de felicidad (es cursi pero así me pongo cuando pienso en comida). En los establecimientos públicos las medidas que han aplicado para apechugar los costos, que rayan en lo surrealista y aquí les cuento algunas.

En cierto establecimiento de tacos te daban un cuarto de limoncito (seco y diminuto) por cada unidad consumida, su control había pasado de manos de los clientes (la charola limonera de toda la vida) a manos de los taqueros que los custodiaban más que a la caja del dinero mientras que en otro establecimiento el costo de una porción extra de limones era de quince pesos, aunque el premio lo obtuvo un restaurante bien establecido que mejor decía que ahí no había limones, hasta que en un acto criminal su autora hurtó uno de la barra del bar.

Cuando el sabor acido del limón ha cedido su lugar por el amargo de sentirse timado se abre el camino para reflexionar ¿Qué tantas otras cosas que son pequeñas a simple vista podemos perder de pronto? ¿Qué tanto nos afectará y qué haremos al respecto? Porque ya hasta un camión lleno del preciado fruto se llevaron. Comience a considerar llevar su propia ración si se dispone a comer en la calle aunque eso lo haga susceptible a un asalto.