El Laberinto

Como los chinos

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(Foto: Especial)

Cierta vez algún amigo me recomendó El terror coreano (el del sur, no aquel donde te imponen el corte de cabello de tu gobernante) como la cúspide del género, como la perfección de las historias, como la fuente creadora de la que después Hollywood se alimenta para rehacerlo con rubias, efectos millonarios y clichés. Compré la película, la puse y el resultado fue, por decir lo menos, desconcertante.

Entre una trama original y alucinante me encontré con un serio problema, no sabía a quién habían matado y los personajes reaparecían ante mi atónita mirada una y otra vez… más que terror la experiencia rayaba en lo paradójico, no es que los realizadores estuviesen locos o que la concepción vida/muerte de los coreanos sea absolutamente distinta, el asunto estaba en mi total incapacidad de distinguir a un personaje de otro por más que me esforzara, los veía a todos idénticos.

El asunto de ver a los chinos o a cualquier conjunto de personas de las que nos separa una diferencia racial o temporal importante iguales, consiste en que nuestros cerebros seleccionan un rasgo aleatorio para distinguir a gran velocidad a unas personas de otras, así para el occidental lo más común son los ojos… lo cual explica porque no le entendí a la película.

Pero no tenemos que irnos tan lejos, el fenómeno también pasa si se intenta presentar a los amigos a los padres; si vas a cualquier lugar donde por alguna razón todos utilicen el mismo tipo de vestuario como una manifestación o un concierto; si te encuentras con un conjunto de personas con una peluca similar o si viajas a un lugar en grupo. Durante mi servicio social en la sierra para los habitantes del pueblo todos mis compañeros éramos similares e incluso les costaba conocer en primera instancia quien había hecho que.

Yo propondría si las cosas no están funcionando buscar cambiar de criterio de discriminación, es de decir si la ropa es igual buscar los ojos o viceversa o si está viendo un partido de fútbol en el pelo… a menos que sea Corea del Norte, ahí entonces convendrá fijarse en el número de jugador.